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Artículos de: Mario Di Constanzo, Arnaldo Córdova, José Agustín Ortiz Pinchetti y Francisco Rodríguez

Artículos de: Mario Di Constanzo, Arnaldo Córdova, José Agustín Ortiz Pinchetti y Francisco Rodríguez

El despertar  José Agustín Ortiz Pinchetti
jaorpin@yahoo.com.mx

¿Privatizar BC?Si siguieran las cosas la misma trayectoria, dentro de algún tiempo podría presentarse una propuesta para vender Baja California bajo el manto de una “asociación estratégica” o algo así. Imaginemos un alegato de defensa:

“El proyecto Gran California es respuesta al atraso secular del extremo más árido y despoblado de la República. La larga península está poblada densamente sólo en su extremo norte y tiene dos o tres polos turísticos importantes en el sur, lo demás son oasis dispersos y un desierto. ¿Queremos que la península siga alejada de la civilización occidental y del propio México, o que se incorpore a la región más avanzada del mundo? Esto es lo que propone el nuevo tratado y la iniciativa de modificación a las leyes secundarias. ¡No se intenta cambiar la Constitución! Se busca unir la Baja California subdesarrollada con la hiperdesarrollada California.

“La oposición se aferra al texto constitucional. Debemos cambiar las reglas para sacar partido a nuestros recursos, no podemos seguir anclados en el nacionalismo del siglo XIX. Avancemos al XXI, y si podemos, al XXII.

“No es cierto que se intente privatizar la Baja California. No se trata de vender el territorio a Estados Unidos. Se trata de asociarnos en múltiples acuerdos, salvo el de la libre migración, y esta limitación no es muy grande, tomando en cuenta la inversión inicial de 250 mil millones de dólares que hará el gobierno estadunidense, y que los demagogos dicen que es el precio de la península.

“¿Qué se busca? Que las empresas extranjeras (y también las mexicanas) puedan explorar y desarrollar el territorio, pagar impuestos y utilizar mano de obra mexicana, lo que nos permitirá reducir el desempleo que padecemos. Las compañías marítimas turísticas, fraccionadoras y agroindustriales pesqueras traerán tecnología de punta y recursos enormes fuera de nuestro alcance; convertirán en emporio lo que ahora son paisajes desolados.

“¿Por qué no volvemos la vista a Canadá? 90 por ciento de sus inversiones son estadunidenses. Los canadienses creyeron en sí mismos y con un acto soberano se abrieron a la inversión privada extranjera. No han perdido su soberanía ni nosotros perderemos Baja California. Ganaremos un polo de desarrollo. Tenemos que ser pragmáticos, como todas las naciones-no-enteramente-desarrolladas que han decidido asociarse con las potencias mayores para la prosperidad y felicidad de todos”.

 

 

Arnaldo Córdova

La reforma fiscal ausente y Pemex

En mi presentación del día 20 en el Senado comencé por señalar que yo no veía que las iniciativas del gobierno panista buscaran modernizar Pemex como se viene predicando. La realidad que se ha venido ilustrando a través de estos debates es que estamos discutiendo la reforma equivocada, la llamada reforma energética que se reduce a una reforma petrolera, cuando deberíamos estar ya debatiendo en torno a esa reforma hacendaria que desde hace decenios el país y el erario necesitan con la mayor urgencia.

Mi participación en el primer debate sobre la constitucionalidad de las iniciativas de Calderón me mostró con toda claridad que todo se redujo a ver quiénes eran más ignorantes o más duchos en materia de derecho y de derecho constitucional. Que yo le haya tenido que enseñar a uno de los participantes que el derecho de uso es un derecho real me deprimió. Que no entendieran lo que es una Constitución política me dejó anonadado. Que el 28 constitucional no habla de “industria petrolera” y que, por tanto, ésta no es parte del derecho de la nación sobre sus recursos naturales sólo muestra el modo en el que entienden el derecho. En respuesta, otro me llamó “espiritista”, “astrólogo” y “metafísico”.

Lo que se busca con estas reformas es seguir con el absurdo sistema impositivo que tenemos. Continuar usando los ingresos petroleros para seguir financiando el presupuesto en 40 por ciento de su total. Cuando se ha dicho que tan sólo una parte de los ingresos petroleros bastaría para resolver el desgaste de las instalaciones petroleras, invertir en refinerías y en investigación tecnológica, se contesta que eso significaría tener menos escuelas, menos hospitales, etcétera. También, por supuesto, menos corrupción y menos latrocinios de toda especie y a todos los niveles de la administración pública federal.

Cuando vi por televisión el quinto debate, en que participó el Nobel Mario Molina, me asombró que, con algunas excepciones, todos demandaran que se diera a Pemex más recursos tomados de los que ella misma genera, haciéndose notar que todavía quedaría al gobierno una colosal cantidad de dinero para financiar su gasto público. Todos demandaron, asimismo y urgentemente, que se integraran los centros de investigación (incluido, en primer término, el Instituto Mexicano del Petróleo) y se les dieran los recursos necesarios para desarrollar tecnología de punta. Casi ninguno de los participantes aceptó que nuestra industria petrolera pasara a manos de privados, así fuera en retazos.

Nadie desde el gobierno ni desde los círculos de la derecha nos ha podido explicar hechos que son un insulto para el país: ¿cómo es que tenemos un erario que tiene una participación en el producto interno bruto nacional de apenas 11 por ciento, cuando en otros países semejantes al nuestro la participación es de arriba de 30 por ciento y en países mucho más desarrollados que el nuestro ronda casi la mitad? ¿Cómo es que tenemos un grupo de multimillonarios más numeroso que muchos países más ricos que el nuestro y ninguno de éstos se da el lujo de tener uno que oscila entre el primero y el segundo lugar como el hombre más rico del mundo? ¿Cómo juega la política impositiva en ello?

¿Por qué es tan difícil y traumático hacer una reforma fiscal en México? Alguna vez el ex presidente De la Madrid, cuando era director del Fondo de Cultura Económica, me dijo que una reforma fiscal era muy difícil porque era difícil poner de acuerdo a todas las fuerzas involucradas en el proceso. Creo que tenía razón. Si no se quieren tocar los grandes intereses económicos privados dominantes en nuestra economía, no sólo será difícil, sino imposible. Una reforma fiscal tendrá lugar hasta que se meta en cintura a esos intereses y se les obligue a pagar la cuota de sus ingresos que deben dar al fisco y no seguir enriqueciéndolos sin medida.

Este sustituto de reforma fiscal que es esta malhecha y mal presentada reforma petrolera sigue en la misma línea de siempre: enriquecer más a los más ricos, aunque el país se hunda, aunque la industria petrolera misma desaparezca y todos nos convirtamos en un país de miserables que seguirán huyendo de su patria para ir a ser explotados y humillados por los empleadores gringos. La brama con la que se quiere dar entrada a la iniciativa privada en la industria petrolera sólo quiere decir que no se renunciará a seguir esquilmándola para alimentar a las finanzas públicas y, si se puede, que los privados se encarguen de “modernizar” a Pemex.

En días recientes el diario Reforma nos mostró plásticamente un ejemplo de para qué sirve el dinero que se extrae de Pemex: un yate que debe costar millones de pesos y un departamento de lujo que pertenecen al dirigente del sindicato de la empresa, Carlos Romero Deschamps (el del Pemexgate), en Cancún. Una reforma fiscal debería comprender el control indispensable de la corrupción avasalladora en nuestra industria petrolera. Todavía no puedo saber lo que se gasta en altísimos sueldos para los más de 20 mil ejecutivos y altos empleados de confianza de la empresa. Abundan las denuncias de funcionarios corruptos de Pemex que cobran cuota a quienes les solicitan concesiones o contratos.

Es lícito preguntarse qué clase de país nos está dando la derecha panista y priísta en el poder. Los gobernadores “preciosos” y “piadosos” del PRI y del PAN quieren su tajada y apoyan la reforma. ¿Alguien sabe en qué gastan los excedentes petroleros los gobers? Las reformas probablemente pasarán con algunos cambios. ¿Qué pueden hacer 30 diputados y 10 senadores priístas que defienden su plataforma de principios frente al resto de sus legisladores que están con sus gobers? Como puede verse, la cadena de corruptelas y de componendas políticas que envuelve el proceso es de verdad abrumadora.

La legislación fiscal es generosa en materia de exenciones y devoluciones fiscales para los empresarios. Aquí, el hecho es que ese 11 por ciento que obtiene el fisco lo logra sólo de los causantes llamados cautivos, los que no tenemos más remedio que pagar impuestos, no de los grandes empresarios que nunca pagan nada y siempre salen ganando.

Una iniciativa privada voraz y una industria petrolera expuesta al saqueo indiscriminado juntas y en acción, eso es lo que proponen las reformas.

 

 

Mario Di Costanzo Armenta

La demagogia es la hipocresía del progreso

Ahora resulta que 15 meses después de que Andrés Manuel López Obrador advirtiera de la necesidad de establecer un programa para defender la economía popular frente a la carestía, Felipe Calderón anunció un plan para apoyar la economía de las familias más pobres del país y al mismo tiempo garantizar el abasto de alimentos básicos para la economía.

Sin embargo, es conveniente advertir que su propuesta es demagógica e ineficiente, por lo que resultará totalmente ineficaz para revertir el deterioro del nivel de vida de la población y en especial de los grupos más vulnerables.

Para corroborar lo anterior basta mencionar que el plan anunciado por Calderón es sólo un resumen de lo que se ha venido haciendo desde que estallara hace más de un año la llamada “crisis del maíz y la tortilla”; es decir, los “eruditos” diseñadores de este plan pretenden solucionar el problema del abasto y del precio de los alimentos, permitiendo la entrada de mayores importaciones de los mismos.

¿Qué acaso no saben que una parte del problema es que el precio de los alimentos se ha incrementado en el resto del mundo y que por más que se “abran las fronteras” compraremos comida cara en el exterior?

Por esa misma razón, López Obrador propuso desde el 29 de enero de 2007 que la solución debía ser de fondo y centrarse en aumentar la producción, con base en una mayor productividad, en programas de apoyo a productores, inversiones públicas y la adopción de una estrategia moderna de mediano y largo plazo, para recuperar la autosuficiencia en la producción de alimentos, y con ello estar razonablemente protegidos ante los aumentos de los precios internacionales, cuyas causas escapan a nuestro control.

Resulta insultante que ahora le preocupe a Calderón el incremento en el costo de los fertilizantes y que hace dos semanas haya “cerrado” operaciones –por no ser rentable– la petroquímica de Cosoleacaque, que era la única planta en el país que producía amoníaco, el principal insumo para la elaboración de fertilizantes.

Pero la demagogia de su programa alcanza su punto máximo con el incremento de 120 pesos en el apoyo que hasta ahora es de 535 pesos al mes y que se otorga a 5 millones de familias mediante el programa Oportunidades: en primer lugar, porque el apoyo otorgado, con todo y el incremento (655 pesos mensuales), sigue siendo inferior al Programa de Pensión Alimentaria para Adultos Mayores que implementó López Obrador durante su gestión como jefe de gobierno del Distrito Federal a las personas de la tercera edad.

Es mezquino, ya que el incremento de 120 pesos a cada beneficiario del programa Oportunidades representa un costo adicional de sólo 600 millones de pesos mensuales, cuando las finanzas públicas al mes de marzo del presente año registraron un superávit (es decir, más ingresos que gastos) por 100 mil millones de pesos.

Es una aceptación tácita de que el costo de la vida se ha incrementado, en lo que va del año, en más de 22 por ciento y no en 4.5 por ciento como lo establece el Banco de México, ya que el incremento de 120 pesos representa apenas 22 por ciento más de lo que hasta ahora reciben estas personas.

Vuelve a ser mentiroso cuando señala que “el gobierno federal seguirá realizando un esfuerzo para evitar el aumento del precio de los energéticos y para ello se destinarán casi 200 mil millones de pesos, que provienen de los recursos excedentes derivados del mayor precio del petróleo”.

En este punto, y en particular en el tema de la gasolina, Calderón vuelve a decir medias verdades, ya que actualmente el costo promedio de la gasolina en Estados Unidos es de 3.78 dólares por galón, lo que significa que un litro de gasolina en la Unión Americana cuesta aproximadamente un dólar: luego entonces, un barril de gasolina (a precio de gasolinera) cuesta 159 dólares.

Por ello, si asumimos que por máximo (dado que estamos tomando un valor de gasolinera) el costo de importación para México de un barril de gasolina es de 159 dólares por barril y de acuerdo con Pemex al mes de abril se habían importado 38 millones 64 mil barriles de gasolina, el gasto en importación fue de 65 mil 19 millones de pesos, pero a este total tenemos que descontarle los ingresos que obtuvo Pemex por la venta de esa gasolina importada, puesto que la vende en el mercado nacional: en virtud de que el precio promedio de venta de la gasolina que importa Pemex (Magna y Premium) es de 8 pesos, es decir 0.73 centavos de dólar, se puede decir que Pemex recupera 116 dólares por cada barril que importa, o dicho de otra manera, “que el subsidio neto actual por cada barril de petróleo importado es de 42.9 dólares”.

Lo cual implica que durante los cuatro primeros meses del año, el subsidio neto total a la importación de gasolina fue de 17 mil 555 millones de pesos, cifra que representa 34 por ciento de los excedentes petroleros, que se ubicaron en 51 mil 500 millones de pesos.

Finalmente, quiero mencionar que como respuesta a mi colaboración anterior, se recibió en este periódico una carta enviada por la oficina del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, en la que señalaba entre otras cosas que no había pruebas o evidencias de que durante la reprivatización de los bancos hubiesen existido irregularidades o tráfico de influencias.

En razón de lo anterior, no me queda más que invitar al ex presidente a debatir públicamente sobre este asunto, sin que esto sea un tema de “política ficción”.

“…Aunque no lo parezca”

 

domingo, 01 de junio de 2008

Francisco Rodríguez

 

Indice Político

 

 

y la apariencia es realidad.

Jesús Reyes Heroles

 

Una de las frases que, seguramente, marcarán a la Administración del señor Felipe Calderón es la que recién pronunciara el procurador general de la República, Eduardo Medina-Mora Icaza. Según él, los declarantes de la guerra al narco van ganando, aunque no lo parezca;.

Por su osadía, habrá que felicitar al funcionario. No sólo desafió la recomendación que apunta, más vale parecer tonto y estar callado... que abrir la boca y disipar las dudas, también estableció la matriz sobre la cual sus demás compañeros de gabinete podrán estructurar sus discursos y si acaso sus acciones; de aquí a lo que resta del sexenio.

Agustín Carstens, por ejemplo, podrá informar con toda tranquilidad a la representación popular asentada en la Cámara de Diputados, que en su calidad de Secretario de Hacienda jura y perjura (jejeje) que en el primer trimestre de este 2008 no hubo excedentes por la venta de crudo mexicano al extranjero, aunque no lo parezca.

El joven Juan Camilo Mouriño, asimismo, podría elaborar un discurso que le aplaudan desmañanados y desmayados niños de primarias, en el que también jure, por la Macarena, que las iniciativas legislativas que pretenden transformar el régimen de propiedad del petróleo mexicano, no son privatizadoras ni tienden a crear una nueva clase empresarial ligada al PAN, aunque no lo parezca.

El neosecretario de Desarrollo Social, por su parte, podrá llevar a cabo la primera evaluación del programa alimentario anunciado hace poco por el señor Calderón, declarando triunfalmente que la hambruna, la pobreza, la insalubridad, el

analfabetismo todo ha sido felizmente derrotado, aunque no lo parezca.

Medina-Mora es un genio, aunque no lo parezca. Y es que por vez primera en la historia del México moderno, el ciudadano procurador de justicia también nos ha procurado realidad: ha conseguido lo que muchos mexicanos creíamos no poder ver nunca en nuestras breves existencias: una administración que no fuese de apariencias.

Porque las apariencias, engañan. Y ya hemos vivido engañados muchos, muchos sexenios.

Aunque no lo parezca, Medina-Mora nos hizo un enorme favor. Nos ha recordado la existencia del término realpolitik acuñado por Otto Von Bismarck--, que define un estilo de gobernar basado en intereses prácticos más que en la teoría o en la ética.

Lo que sucede que no tenemos muy claro que Medina-Mora no actúa según criterios derivados de argumentos lógicos, sino que sus argumentos son más bien determinados por esa realpolitik, lo que significa que la guerra contra las drogas es una estrategia fundamental por el control de los mercados de la droga, sí, pero también para

la recuperación de espacios geográficos donde las oposiciones al régimen al que sirve han mostrado mayor resistencia y críticas al proyecto neoconservador que busca la privatización de los energéticos, aunque no lo parezca.

 

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pacorodriguez@journalist.com

 

 

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