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Dos artículos de Jaime Ornelas Delgado

Dos artículos de Jaime Ornelas Delgado

 

 TENDAJÓN MIXTO  

Con el maíz no se juega: los retos del Estado mexicano

 
Jaime Ornelas Delgado

¿Usted le cree a Uribe?

EU necesitaba un “héroe” que disputara a Lula o a Chávez el liderazgo en América Latina. No lo había podido crear. Calderón ha sido un fiasco, y sólo le quedaba Álvaro Uribe, el presidente de Colombia, quien cual Rambo sudamericano está dispuesto a invadir cualquier país en busca de los “enemigos de la democracia” para asesinarlos en bien de nuestro tradicional modo de vida cristiano y occidental.

La manera de inventar a ese “héroe” más que sencilla fue costosa; bueno, 20 millones de dólares pagados por los secuestrados de las FARC no parecen ser muchos si los comparamos con los resultados obtenidos. Pero decir que se pagó por la entrega de 14 rehenes, incluida a la colombo–francesa Ingrid Betancourt, no resultaba muy heroico que digamos; era una sucia transacción mercantil. Había que hacer algo que llenara las páginas de la prensa escrita, pero, sobre todo, que pudiera ser transmitido en horario estelar en la televisión de todo el mundo, tan dispuesta a contribuir a salvar al mundo de ideas extremistas. Y surgió la idea de un rescate audaz, limpio e irreprochable convertido de inmediato en hazaña mediática.

Ni hablar, Uribe ha elevado su popularidad; propondrá y logrará modificar la Constitución de su país para aspirar a un tercer periodo como presidente y seguramente ganará mostrando que hay neoliberalismo para rato. Como ve usted, 20 millones de dólares no son tantos si eso cuesta construir un “héroe” anticomunista.

 

La tortura

En su último informe sobre México, Amnistía Internacional calificó como desolador el panorama que presentaban los derechos humanos en nuestro país. Por supuesto, las protestas gubernamentales no se hicieron esperar, y trataron de descalificar la opinión de ese organismo no gubernamental. 

Recientemente, sin embargo, se publicaron imágenes en los que se observa a elementos del Grupo Especial Táctico del municipio de León, Guanajuato, gobernado desde hace mucho por el PAN, torturar a algunos de sus compañeros bajo las instrucciones de un extranjero. Las explicaciones de las autoridades ante ese hecho resultan pueriles y olvidan que la tortura, en cualquiera de sus expresiones, y sin importar a quién se le aplique, está tipificada como delito del fuero común y del federal, y prescrita por la legalidad internacional en acuerdos signados por el gobierno mexicano. 

Incluso la tortura está expresamente prohibida por la Constitución. En efecto, el primer párrafo del artículo 22 de la Carta Magna señala enfáticamente: “Quedan prohibidas las penas de mutilación y de infamia, la marca y los azotes, los palos y los tormentos de cualquier especie...”, así que esas escenas de tortura son la muestra de una flagrante violación a la legalidad y la vigencia del Estado de derecho, y evidencian de lo que es capaz la derecha para someter a la disidencia, si fuera el caso.

Este curso de tortura que se imparte en León por expertos extranjeros nos recuerda sin remedio que el gobierno de George Bush aprobó recientemente la legalidad de la tortura que se aplique a los ciudadanos de cualquier país a los que se considere “combatientes enemigos”, lo que les ha permitido mantener ilegalmente la cárcel de Guantánamo, donde la tortura y la detención prolongada sin juicio alguno son cosa común y los derechos humanos no cuentan para los prisioneros.

Ya la “guerra que se va ganando contra el narcotráfico” está llena de violaciones a los derechos humanos, y ahora resulta que las que las autoridades municipales de León, si es que son las únicas (ya vimos que no, que “en Michoacán también se cuecen habas”), no sólo toleran la comisión de tortura, sino que la propician ofreciendo cursos a sus policías para que la apliquen. El delito es flagrante, y ante la evidencia es mejor actuar ahora, antes de que la derecha proponga legalizar la tortura modificando alguna ley secundaria que la permita. En eso también son expertos los panistas.

 

Lo dijo Calderón

En una entrevista, el señor Felipe Calderón, a quien no podemos llamar presidente legal, pues se vayan a enojar los de IFE y digan que queremos desprestigiar al presidente legítimo, afirmó muy entusiasmado: “Enfrentar la adversidad del estancamiento económico internacional y el alza de precios fue demasiada mala suerte, pero eso hace la vida menos aburrida y la tarea de gobernar mucho más fascinante”, pues no nos queda más que celebrar el que todavía haya empleos fascinantes y con temas tan divertidos como la catástrofe económica y el hambre de millones. 

 

Ya se buscó en la lista

La fortuna personal acumulada de apenas 39 mexicanos suma 135 mil millones de dólares, equivalentes al 12.3 por ciento del PIB del país. El más rico entre los ricos, ya sabe usted, es Carlos Slim; la segunda riqueza más grande en el país es la de la familia Larrea, propietaria de la empresa minera Grupo México, exacto, los de Pasta de Conchos, ya imaginará usted cómo ha logrado esa familia ser de las más ricas del país y, en tercer lugar está Ricardo Salinas Pliego, sí el de Televisión Azteca y las tiendas Electra, la de los pagos chiquitos, empresa que ha mostrado que sí es negocio explotar a los pobres.

 

Opinión de peso

Pues ahora dice Agustín Carstens, a quien se acusa de ser el responsable del 60 por ciento de los gases contaminantes emitidos a la atmósfera, que ni la reforma que propone el señor Calderón podrá resolver los problemas de Pemex, y que éstos seguirán por 20 o 30 años más. Se me hace que, de buena fe claro, nos quieren quitar un peso de encima y convencernos de que, para bien de México, lo mejor que se puede hacer es privatizar la paraestatal y dejar que el buen capital privado cargue con los problemas y las bajas ventas de Pemex.





 








 TENDAJÓN MIXTO  


La muerte y los jóvenes


 





 
Jaime Ornelas Delgado


De la tragedia a la manipulación política


La muerte siempre será un trance angustioso, y además irritante cuando son jóvenes quienes mueren por una u otra razón, y más lo es si esas muertes ocurren durante un operativo policiaco que transcurrió en medio de la incompetencia, negligencia, falta de capacitación, torpeza, prepotencia y abusos de la policía. Exactamente como ha sido y es la Policía mexicana.   


Nueve jóvenes muertos son muchos (a lo que se sumaron tres olvidados policías), y alguien debe pagar por esas muertes, porque además pudieron prevenirse. Es más, se pueden prevenir otros hechos como el del New’s Divine si se evitan esos torpes operativos y se cierran los antros donde se alcoholizan y drogan, no sólo jóvenes sino niños que “sí tienen 30 pesos del cover” (según dijera el propietario del New’s Divine). Ir a un sitio donde se reúnen los jóvenes a ligar, bailar y beber no es ningún delito, y no debe criminalizarse el hecho con una falsa moral. La asistencia a esos sitios de diversión forma parte de las necesidades de los adolescentes, y no hay por qué privarlos de ella; al contrario, hay que fomentarla.


Lo que también molesta e indigna de lo que ocurrió en el New’s Divine el viernes 20 de junio a las 5 de la tarde es la actitud que las televisoras, la prensa escrita y la derecha han asumido frente a esos hechos. Era de esperarse una respuesta así, que nada tiene que ver con el dolor de las vidas segadas antes de madurar, sino con el daño que creen pueden hacer al gobierno del Distrito Federal. Y está bien que quieran denostar a quien consideran su rival político, pero no manipulando los sentimientos de quienes sí están afectados por esas muertes.


El acción dolosa que han emprendido los medios y la derecha puede mostrarse si recordamos que las televisoras, la prensa escrita –con la siempre honrosa excepción de La Jornada– y, por supuesto, la derecha nada dijeron, nunca se indignaron, jamás protestaron por la muerte de tres jóvenes mexicanos asesinados en territorio de Ecuador por el ejército colombiano. Esos jóvenes, mexicanos también, ni siquiera merecieron una oración o una queja de indignación.


 


La iniciativa Mérida


El pasado 10 de junio la Cámara de Representantes de Estados Unidos autorizó el presupuesto de mil 200 millones de dólares durante tres años para la Iniciativa Mérida. Ese fue el primer paso para aprobar, el 19 de junio, la versión final de esa iniciativa que compromete al gobierno mexicano a combatir al narcotráfico en todo el territorio nacional.


Finalmente, el jueves 26 de junio el Senado de aquel país aprobó integro el proyecto que le enviaron los representantes. De esta manera, México ha quedado atrapado en la guerra que, por decisión de Estados Unidos, se ha emprendido en toda la República contra el narcotráfico.


De acuerdo con la Iniciativa Mérida, existe responsabilidad compartida en la lucha contra el narcotráfico, sólo que Estados Unidos la saca de su territorio y ahora pagará al gobierno de Felipe Calderón 400 millones de dólares al año para que esa guerra se emprenda fuera de sus fronteras. Podemos decir que se trata de una especie de contrato de maquila, mediante el cual Estados Unidos paga a las fuerzas de seguridad en México por combatir el tráfico de enervantes, aunque Estados Unidos nada haga por combatir la distribución y el consumo en su territorio.


De esta manera, en el ciclo producción–cirulación–distribución–consumo, Estados Unidos decidió solapar a su aliado colombiano en la parte que inicia el ciclo y ha decidido también no combatir a las mafias que distribuyen los enervantes en Estados Unidos, mucho menos el consumo tan extendido en aquel país; tomó entonces la iniciativa de hacer la guerra a quienes conducen la droga no en Colombia, su aliado contra la insurgencia popular en el cono sur, sino en México, donde se somete a la población a una violencia cada vez más avasallante que cuesta desde el inicio del sexenio al 25 de mayo de este año 4 mil 202 muertos civiles y 550 militares, marinos y policías federales.


Si bien los congresistas estadunidenses eliminaron la cláusula que le permitía al gobierno estadounidense certificar el desempeño de las autoridades mexicanas sobre su accionar en la lucha contra el narco, se mantiene en cambio la injerencia a través de diferentes organismos en materia de derechos humanos. Y no es que nos neguemos a que se respeten esos derechos, sino que eso resulta ser una grotesca sugerencia de la principal violadora de los derechos humanos en el mundo.


Tiene la Iniciativa Mérida un fuerte tufillo al Plan Colombia, que ha convertido a las fuerzas armadas de ese país en el peón de brega que amenaza la soberanía de otras naciones de la región, con la asesoría de militares estadounidenses.


Nada sería más riesgoso para México que convertirse en la punta de lanza de la persecución de los migrantes centroamericanos, que por cierto tan mal son tratados en su paso por nuestro país, y más lastimoso sería que en adelante el gobierno estadunidense, porque ya sabemos que el que paga manda, se sintiera con derecho a entrometerse en la vida interna del país.


 


En la memoria


Que nadie lo dude, a dos años del fraude cometido por la mafia que le arrebató al pueblo un triunfo electoral legítimo, se mantiene la indignación y el entusiasmo por seguir en la lucha con el presidente legítimo, que no es otro sino Andrés Manuel López Obrador.

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