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Artículo de Jaime Ornelas Delgado.

Artículo de Jaime Ornelas Delgado.

La consulta va  

Los debates realizados en el Senado de la República han dejado en evidencia, entre otras cosas, el sesgo privatizador de la propuesta del PAN y el intento de vulnerar la Constitución mediante la modificación a diferentes leyes secundarias.

El rechazo generalizado a la privatización y la inconstitucionalidad de las propuestas, serían razones suficientes como para hacer que Felipe Calderón retirara su propuesta. Pero estamos en México, donde la hegemonía de una clase trata de imponer una solución a los problemas de Pemex y del sector energético, respondiendo más a los intereses del capital transnacional que a los de la nación que requiere del petróleo para emprender un desarrollo soberano, proyecto que ciertamente no pasa por la mente del grupo calderonista que asaltó el gobierno en 2006.

Ciertamente en la democracia representativa que los dueños del poder han diseñado para México las consultas a la población para asuntos de transcendencia, como es el caso del petróleo, no están consideradas, son parte de otra forma de democracia: la participativa.

Para quienes aspiran a lograr una vida democrática más avanzada que la actual que permita perfeccionar las formas de participación de los ciudadanos en los asuntos nacionales y hacer que la soberanía, que recae en el pueblo, sea ejercida y defendida por él mismo, la participación en la consulta popular que se celebrará el próximo domingo en Puebla resulta fundamental. No sólo se trata de opinar sobre la propuesta que presentó a principios de abril Felipe Calderón, lo que sería suficiente como para reconocer la trascendencia del proceso, sino que además se trata ir haciendo camino para transformar la democracia en México, lo que eleva la importancia de la consulta y la convierte en estratégica para el futuro de la democracia nacional.

La consulta de este domingo 10 de agosto representa un ejercicio democrático inédito para la ciudadanía y puede ser el comienzo de la transformación política del país, que por supuesto tampoco puede limitarse a las consultas sino a la creación de un  sistema democrático que garantice que en las decisiones fundamentales para la vida de la nación participen los ciudadanos y que las decisiones finales no sean tomadas en los cenáculos del poder negociando votos legislativos, manipuleo que olvida los intereses del país por el mezquino cálculo basado en conservar posiciones y privilegios sectarios.

De ahí la necesidad de participar en el proceso y convocar a otros para que se haga oir la voz ciudadana en este tema esencial para el futuro de la nación.

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