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Artículo de Jaime Ornelas Delgado

Artículo de Jaime Ornelas Delgado
 

 TENDAJÓN MIXTO  

Ni seguridad, ni empleo, ni crecimiento, ni...

 
 
Jaime Ornelas Delgado

El viernes pasado se cumplieron 100 días del acuerdo por la seguridad, y no hay nada que nos pueda hacer creer que el gobierno de Felipe Calderón va ganando su particular guerra, ésa que a los 11 días de haber tomado posesión del Ejecutivo declaró al narcotráfico como estrategia para ganar la legitimidad que su gobierno no logró obtener en las urnas y que menos le ha dado su pésima gestión político y económica. 

Es evidente que la violencia se ha recrudecido y se extiende por todo el país, que la investigación y la inteligencia policiaca no existen y son sustituidas por las recompensas a la delación y el soplo. Así jamás se podrá derrotar a la delincuencia, que merece acciones más inteligentes que las emprendidas hasta ahora por el (des)gobierno federal.

Y la violencia criminal no es todo: hay otras formas sutiles de violencia cuyos efectos son también socialmente devastadores.

La crisis es también una forma de violencia, y para enfrentarla Calderón no emprende acciones, sino que ofrece ramplones discursos incapaces de ocultar el desastre social que nos amenaza. Pero la inactividad del gobierno panista se explica si recordamos que Calderón fue a Buenos Aires a recomendar a los países de América Latina que para enfrentar la crisis evitaran “a toda costa el proteccionismo”; es decir, mantener el libre mercado que, precisamente, ha sido el causante de la crisis. Repite así Calderón la defensa que hizo Bush del libre mercado y la propiedad privada, es decir, asume el papel de vocero del genocida yanqui que hoy, hipócritamente, reconoce que en Irak no había armas de destrucción masiva, pretexto con el que sometió a ese país a una injusta y sangrienta guerra.

Y mientras Calderón se hace candil de la calle, en México se han perdido este año 200 mil empleos tan sólo en la industria de la transformación y la construcción; el endeudamiento de las familias es el más alto de la historia, ya que adeudan a las piadosas instituciones bancarias, nada más ni nada menos que un billón 350 mil millones de pesos, monto que representa aproximadamente el 13.5 por ciento del Producto Interno Bruto; la cartera vencida del Infonavit asciende a 120 mil millones de pesos; al mismo tiempo, la democracia se restringe, se criminaliza la protesta social y los maestros son agredidos impunemente, lo mismo que las jóvenes normalistas son golpeadas y encarceladas por las fuerzas represivas del gobierno “progresista” de Michoacán.

 

Ibargüengoitia

El 27 de noviembre se cumplieron 25 años de la muerte de Jorge Ibargüengoitia, quien muriera en un accidente de aviación ocurrido en el aeropuerto de Madrid. Ibargüengoitia nació en Guanajuato, que no todos los guanajuatenses han de ser tontos o reaccionarios, y murió prematuramente; no había llegado a la cúspide de su carrera literaria, que si bien había sido ciertamente exitosa, dejó proyectos inconclusos y, sobre todo, muchas obras que escribir para someter a la realidad mexicana a su lúcida ironía implacable. A un cuarto de siglo de su muerte, no ha surgido nadie que lo remplace o que, por lo menos, nos lo haga recordar. Ahí le va una muestra del talento de este hombre excepcional, que en unas cuantas líneas muestra como los mexicanos fuimos expropiados del quehacer político:

“Nos han hecho creer que el arte de gobernar es una especie de magia, que los gobernados no podemos entender  en  la que, por consiguiente, no podemos participar. Tampoco tenemos responsabilidad. Los gobernantes son los que conocen los verdaderos problemas de México –y los guardan en riguroso secreto–, y son también los que saben como resolverlos. Nosotros no tenemos más obligaciones que las de pedir y esperar, y, en caso de que se nos atienda, agradecer”. (Excélsior, uno de diciembre de 1970)

 

Hágame usted el favor...

No es secreto, Televisa tiene dos varas para medir lo mismo. Por ejemplo, si Hugo Chávez plantea la reelección continua es un dictador; pero cuando informa sobre la intención de Álvaro Uribe de modificar la Constitución de Colombia para conseguir una tercera elección sucesiva, es fortalecer la democracia necesaria para vencer al narcotráfico... Como demente se vio el gobernador de Coahuila dijo que en su estado no se encontraba a debate la pena de muerte, sino como iban a matar a los secuestradores, si fusilados, degollados o una “muerte light, con la inyección letal”. Y con ese profundo razonamiento, envió una iniciativa a la Cámara de diputados local para que se aprobara la pena de muerte y sus diputados la aprobaron. Lo que el señor gobernador no sabe es que el artículo 22 de la Constitución Política del país, por encima de la cual no pude haber ninguna otra ley o constitución estatal, prohíbe expresamente la pena de muerte. Imagínese: este señor gobierna un estado de la República sin conocer siquiera la Carta Magna. Y qué decir de los diputados que aprobaron una iniciativa anticonstitucional...

El domingo pasado encontré a unas niñas pidiendo limosnas para el Teletón. Al preguntarles por qué lo hacían, respondieron que en la secundaria técnica 63 les dieron los botes y la orden de salir a las calles a pedir cooperación para el dichoso Teletón. ¿Por qué una escuela pública obliga a sus alumnos a trabajar para Televisa? Alguna autoridad, si la hay, debería poner un hasta aquí a esas perversas prácticas.

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