A la memoria del licenciado Alfonso Vélez López.
Estos primeros días de diciembre han sido poco menos que terribles. Empezando por las declaraciones del gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, quien intentando un ramplón golpe mediático –dicen que quiere ser candidato del PRI a la presidencia de la República, imagínese usted–, hizo declaraciones lamentables respecto a la pena de muerte, que para él no está a discusión en el estado que gobierna sino que, lo que debe discutirse, dijo, es si a los secuestradores se les fusila o se les ahorca o bien se les aplicaba una muerte light. Mente sádica y criminal sin duda a la que sólo le faltó recomendar que, de acuerdo a estos tiempos neoliberales, para hacer autofinanciables las ejecuciones el espectáculo se abra al público y se cobre la entrada, y que, para ofrecer un espectáculo digno al distinguido público, se certifique el proceso con el ISO 2000 y haya un premio nacional al mejor verdugo o, aunque sea, se firme un pacto para la calidad de las ejecuciones que dará lustre a quienes las apliquen sin importar si los asesinados son culpables o inocentes, quien se fija en pequeñeces ante la majestuosidad del espectáculoduda, aciónllones de dls .
Pero si esas declaraciones mostraron la catadura de ese gobernador, Felipe Calderón también se mostró implacable con su empeño por entregar las pocas instituciones públicas que aún quedan, al sector privado. Resulta que el primero de diciembre nombró director de Nacional Financiera y del Banco Nacional de Comercio Exterior, a Héctor Rangel Domene, quien fungía como director del Centro de Estudios Económicos del sector privado, empresa dependiente del Consejo Coordinador Empresarial, organismos ambos que se han opuesto siempre a la participación del Estado en la economía. Pues ya ve usted, la Iglesia en manos de Lutero. Pero se ve que entre los iniciativos salen sobrando los principios y el sueldo, si es jugoso, ayuda a vencer los prejuicios y están dispuestos a llegar al sacrificio dirigiendo una de esas odiadas empresas paraestatales.
Finalmente, Felipe Calderón nos tiene también un regalito. Según información proveniente de “fuentes generalmente bien informadas”, el espurio ordenó que el aumento al salario mínimo sea de tres pesotes, con los cuales se espera reconstituir el poder adquisitivo del salario y entonces sí poder pagar “la renta, el teléfono y la luz”. Como puede verse, el aumento propuesto es más bien una burla para los trabajadores. Lo extraño es que el movimiento social no se haya explotado por todo el país. ¿Será porque el gobierno ha mostrado, como en los casos de Oaxaca, Morelos o Michoacán, que está dispuesto a reprimir cualquier muestra de descontento?
Hágame usted el favor...
*Y sigue la mata dando. Como se sabe, los fondos de pensión de los 29 millones de trabajadores mexicanos han disminuido debido a la caída de las bolsas, donde estaban depositados la mayor parte de los recursos que manejan (y cobran por administrarlos) las Afores. Sin embargo, las comisiones que cobran las administradoras de los fondos de pensión a los trabadores por administrarles sus recurso, mostraron entre enero y octubre de este año el mejor comportamiento de su historia, su monto ascendió a 12 mil 432 millones de pesos. En la contraparte de esta abundancia se encuentran los trabajadores con salarios de hambre, con riesgo de perder su empleo o soportando condiciones laborales cada vez peores. Pues esos trabajadores, en esas condiciones lamentables, son los que permiten ingresos multimillonarios a las voraces empresas que extranjeras que administran los recursos que deberían garantizar una pensión digna a los trabajadores mexicanos...
*La Cámara de Senadores aprobó declarar el 2 de octubre día de luto nacional. Eso significa que cada año, en esa fecha, la bandera nacional ondeará a media asta en todos los edificios públicos de todo el país en memoria de los asesinados ese día en la Plaza de Tlatelolco. Homenaje tardío, pero merecido, a quienes murieron con un sueño: hacer de México un país justo, incluyente y democrático. La aprobación del Senado, sin duda, pone en evidencia a los regidores poblanos que se negaron a retirar el nombre del genocida Díaz Ordaz a un bulevar del rumbo de la Plaza Dorada...
*Si usted se ha preguntado dónde han quedado los miles de millones de dólares que el Banco de México ha sacado de la reserva internacional de divisas para detener la devaluación del peso, ahí le va un tip. Los empresarios mexicanos, tan nobles, tan patriotas, tan defensores del país y del pueblo al que protegen señalando quienes son los “peligros para México”, han sacado del país, entre enero y octubre de este año la modesta suma de 19 mil millones de dólares. Un dineral, cuya magnitud podrá medirse si recordamos que la inversión extranjera en ese mismo lapso sólo fue de 15 mil 560 millones de dólares. Buenos clientes de los paraísos fiscales son los sacadólares y peor resulta si, como ocurre, son empresarios que no crean empleos pero se quejan del aumento de la violencia y el deterioro social que ellos, con su conducta, contribuyen a generar.
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