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Artículo de Jorge Chavez Palma

Artículo de Jorge Chavez Palma




 








 OPINIÓN 


El profeta rojo de la montaña

 





JORGE CHÁVEZ PALMA


Lo conocí en el fragor de las acciones sindicales, de cuando se habían traspuesto las rendijas que el aparato del gobierno priista intentaba cerrar a toda costa a cualquier intento democrático que se asomara en el escenario nacional; yo estaba en el alba de mis incursiones como maestro de grupo y me dispuse a encabezar la formación del Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) en la entidad poblana.


Hablé por ver primera vez con él en l969, la sección 23 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) relativamente pequeña no rebasaba aún los 10 mil integrantes, el charrismo estaba en su etapa de formación, sustentado en el viejo cacique Jesús Robles Martínez, quien desde el Instituto Politécnico Nacional mantenía a raya al magisterio con la anuencia del aparato del Estado.


A partir de los setentas la lucha dentro del magisterio se encarnizó y el MRM pudo desplegar sus banderas de reivindicación en los estados y llegar a inundar de sus principios filosóficos, ideológicos y políticos a veintitrés entidades del país, manteniendo la línea de la democracia sindical y apoyados en el contenido de los estatutos del SNTE, los cuales proclamaban la participación de las corrientes con todos los derechos para sus componentes, es decir, que ello revestía una legalidad conquistada con todo el esfuerzo que previamente fuera realizado por los maestros para la fundación del SNTE en l943.


Tuvimos como antecedente las jornadas gloriosas del MRM en l958,con la ocupación de las instalaciones de la SEP en una victoria histórica de los maestros de la Sección Novena del DF; el liderazgo de Othón Salazar fue reconocido y ratificado cuando su presencia se hacía visible porque su oratoria tenía el mérito de conducir la atención del auditorio hacia los parajes de la remembranza de quienes habían tenido alguna vez aspiraciones de alcanzar objetivos precisos; todo ello respaldado por el tesón y el arrojo de un hombre que había conducido a grandes masas hacia los extremos de la confrontación con las fuerzas mas regresivas del gobierno priista y que ya había sufrido en carne propia la persecución, la tortura, la cárcel y el cese fulminante del régimen y se encontraba en proceso de recuperar su trabajo a través de las acciones.


No había camino hacia la componenda y allí estaban presentes los núcleos incipientes de organización del MRM aprendiendo del líder y forjando una experiencia que ya no sería olvidada ni transada, ni postergada, porque así lo exigían las condiciones de confrontación. De las corrientes existentes en el interior del SNTE, el MRM fue siempre la mejor fortificada en los mas diversos sentidos, para lograr contar con representantes nuestros en la dirección nacional del SNTE, a quienes se les negaba toda clase de derechos de representación para doblegar la entereza, cosa que no ocurrió en la mas mínima oportunidad y Othón siempre con el ojo avisor estaba presto a opinar, sugerir, plantear públicamente la salida o solución para algún problema que hubiera salpicado la acción de un MRM que fue creciendo hasta llegar a la mayoría de edad, teniendo como liderazgo a un equipo perfectamente aceitado en la dirección nacional.


Como cuando se organizaron las Conferencias Nacionales de Educación con planteamientos de una gran calidad teórica, didáctica, profesional que hasta nuestros días tienen vigencia ante las vulgaridades que intenta señalar la derecha en el poder, ayuna de propuestas y de programa.


Recuerdo una ocasión que estando en la población de Jaulillas, Puebla, para realizar algunos ejercicios con la intención de apoyar a los compañeros maestros guerrilleros como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, advertimos que se carecía de instrumentos propios para elaborar documentos, decidí trasladarme a la ciudad de Puebla en mi automóvil para lo cual, alguno de los compañeros debería de acompañarme. Por medio de un volado, Othón fue el elegido. Sin embargo, hubo reconvenciones, el argumento más contundente era que la revolución no podía sujetarse al azar. Tuvimos que ponerlo a consideración y tardamos cuatro horas para decidirlo, eran momentos de democracia para el debate, en el que por cierto, se decidió que Othón no debía cumplir ese tipo de comisiones.


En l979 fundamos la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación CNTE y en l980 fue defenestrado Jonguitud Barrios el otro cacique y fue impuesta Gordillo, a pesar de la oposición de cientos de miles de trabajadores de la educación y la estrella del MRM se elevó por encima de sus detractores. Othón Salazar Ramírez siguió siendo el elemento referente de la democracia sindical en una etapa que requería madurez y energía.


Ahora ya con su fallecimiento recuerdo su expresión: “No tengamos miedo a la muerte porque cuando ella llega, nosotros ya nos fuimos...” Sus últimos esfuerzos estaban dedicados a la reorganización del Partido Comunista Mexicano, a quien acompañamos en otra aventura que el pensamiento y la inteligencia llevan en su entraña. 


Hasta siempre, camarada Othón Salazar Ramírez. 

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