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Artículo de Jaime Ornelas Delgado

Artículo de Jaime Ornelas Delgado

TENDAJÓN MIXTO  

El retorno de los brujos

 
Jaime Ornelas Delgado

Ha comenzado el proceso electoral, cuya culminación será la jornada electoral del 5 de julio próximo. Ahora las encuestas empiezan a tener sentido, y aunque desconfiemos de ellas, son hoy parte de la información necesaria para comprender el aquí y ahora del país, envuelto en una crisis más profunda de lo que cree el gobierno y de cara a las elecciones de mitad del sexenio, donde también se mide la aceptación o rechazo entre la población de la gestión pública federal.

Las últimas encuestas muestran la caída vertical del PAN; tan sólo en enero perdió 10 puntos respecto a la intención del voto que tenía en diciembre. La razón de este hecho es simple: su pésimo gobierno, el desorden en el gabinete y la debilidad y torpeza del Ejecutivo para conducir el país; el PRD, por su parte, mantiene en las encuestas  su votación histórica del 15 por ciento. Las causas determinantes de la manifiesta incapacidad de este partido para retener a los electores después de 2006 pueden encontrase en la labor de zapa realizada por los Chuchos y compañía dentro de esa organización, así como por la sistemática campaña de los monopolios de la radio y la televisión en contra de la resistencia civil pacífica, que por cierto, como todos los movimientos de este tipo, ha entrado en una especie de letargo previo a su renacer; el PRI, en cambio, sube continuamente en la intención del voto ciudadano en todo el país, lo cual hace prever una votación tal que le permitirá tener la mayoría absoluta en el próximo Congreso.

Pero si bien puede explicarse la disminución de las preferencias por el PAN o el estancamiento del PRD, resulta mucho más difícil encontrar las razones por las cuales el PRI ha crecido en la preferencia de los electores.

Nada espectacular o alguna propuesta imaginativa ha hecho el PRI para explicar el posible aumento de su caudal electoral; su dirigencia más bien oscura y su añeja estructura organizativa no son por sí mismas un atractivo para los sufragantes. Estructura caduca y liderazgos desgastados como el de Carlos Romero Deschamps (una vez senador y tres diputado federal), Emilio Chuayffet Chemor (ex gobernador del estado de México y ex secretario de Goberna ción), Joaquín Gamboa Pascoe (senador y líder del Senado en los tiempos de López Portillo y dos veces diputado federal, actualmente dirige la CTM y el Congreso del Trabajo) y otros por el estilo que hoy suenan como candidatos no pueden ser los factores que seduzcan a los ciudadanos y los lleven a votar por el partido que gobernó al país durante 70 años.

Como pocas veces, resulta desolador reconocer que, al parecer, el país sólo tiene un destino: el salto al pasado.          

 

Hágame usted el favor...  

Las declaraciones de Gerardo Ruiz Mateos, secretario de Economía, cuyo único mérito para ostentar ese cargo es ser amigo cercano al presidente, son una joya sin desperdicio. El secretario “dice él” de Economía fue a París para decir: “Si el gobierno de Felipe Calderón no hubiera emprendido las acciones contra el narcotráfico, el próximo presidente de México sería un narcotraficante”. Algo, algo deberá saber este secretario (que de economía todo lo ignora) sobre los candidatos de su partido que aspiraban a suceder a Calderón en el cargo. 

La ebullición sigue en México, y a los pescadores que hicieron una huelga para frenar el alza del precio del diesel siguieron los transportistas que el martes pasado volvieron a realizar un paro nacional con la misma demanda: frenar el aumento del combustible que incide directamente en sus costos.

Pero eso no es todo. La inconformidad de los profesores de primaria contra la Alianza por la Calidad Educativa, firmada por Elba Esther Gordillo y el gobierno de Calderón, crece en todo el país y ya llegó a Puebla, donde el magisterio da muestras de recuperación de su añeja combatividad y de salir a de protestar por lo que se tiene que protestar, pese a las amenazas del secretario de Educación quien dice preferir renunciar a negociar. ¡Pues qué espera! Que hace en ese cargo alguien incapaz de resolver los conflictos y, por el contrario, actúa como si su propósito fuera agudizarlos.

Finalmente, en el horizonte se anuncian tres amenazas, como echar gasolina para apagar un fuego: el aumento del precio de la tortilla, la generalización del IVA y la reforma laboral. Todas amenazas contra la población de escasos recursos, que ya somos el 95 por ciento de los mexicanos.

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