Con un emocionado recuerdo para el doctor Ángelo Altieri,
entusiasta forjador de la universidad crítica, democrática y popular,
y mi solidaridad de universitario con Catalina Pérez y Paco Vélez.
El domingo pasado, en El Salvador, llegó el día de los insumisos. Ese domingo histórico, el pueblo salvadoreño recuperó el timón del rumbo de su historia, la población esperanzada venció al miedo, a la coacción, al fraude, la campaña de histeria emprendida por la derecha mostrando lo dantesco que resultaría el triunfo del Frente Marabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN); Sin embargo, nada detuvo al pueblo que dio muestra de decisión y empeño justiciero.
Fue, sin duda, una pelea dura emprendía por años, agudizada en estos últimos meses y el domingo mismo de las elecciones cuando la derecha pretendió reeditar la vieja historia de tantas esperanzas pisoteadas e intentó todo para lograrlo y mantenerse en el gobierno. Ese día puso en marcha sus viejas artimañas, pero apenas asomaron las trampas de inmediato fueron aplastadas por la movilización popular. Luego, el pueblo levantisco vigiló las urnas, se apostó en las mesas de cómputo y, así, se evitaron los abusos intentados por ARENA, el partido de la derecha que gobernó El Salvador durante dos décadas.
Al final, la fiesta popular se extendió por todo el país. En San Salvador, la capital, los festejos se extendieron por toda la ciudad sin excepción; la rabia de la derecha y su entreguista burguesía, no pudieron contener la alegría de un triunfo legítimo que costó mucho esfuerzo y muchas vidas de inquebrantables luchadores por la libertad y la democracia. Hoy, todos ellos están presentes en el triunfo, que cierto es de los salvadoreños pero que todos los latinoamericanos sentimos nuestro y lo festejamos como propio.
El pueblo de El Salvador ha escrito un nuevo renglón de nuestra historia común, de una historia que nos hace ver al siglo XXI como el siglo de América Latina.
Hágame usted el... favor
Ya el pasado 13 de marzo nos había indignado la noticia del derroche hecho por el gobierno de Felipe Calderón en su primer año de (des) gobierno y de la condonación que en 2007 hizo el Servicio de Administración Tributaria (SAT), por más de 8 mil millones de pesos a 59 grandes empresas, mientras que la recaudación total del impuesto al activo fue de 7 mil 597.1 millones de pesos. En efecto, el informe de resultados de la revisión de la Cuenta Pública del primer año del sexenio de Felipe Calderón, presentado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), reveló que el 51 por ciento del gasto programable se asignó a gasto corriente y que 19 por ciento de los excedentes petroleros se destinaron a incrementar la nómina del actual gobierno. Revela el informe que en los primeros 12 meses de este sexenio hubo una caída en la inversión física, debido al incremento de la deuda pública, y explica que el SAT no sólo continuó perdiendo juicios fiscales, sino que continúa favoreciendo a grandes contribuyentes.
Pero eso no fue todo, el martes pasado siguió la fiesta para los grandes capitalistas que operan en México, pues ese día La Jornada informaba que el SAT había devuelto, además, 133.2 mil millones de pesos a grandes contribuyentes en 2007. El sector productivo fue el principal beneficiario de las devoluciones, y de éstas, más de 95 por ciento se reintegraron en menos de 70 días, y mire usted la extraordinaria capacidad del SAT para favorecer a las grandes empresas se reflejó, también, en que de las 24 mil 645 solicitudes que presentaron grandes contribuyentes, de inmediato se dio el visto bueno a 19 mil 289. Con ello, el órgano recaudador reembolsó a los contribuyentes 99.6 por ciento de los 133 mil 809.9 millones de pesos que los grandes empresarios solicitaron se les reintegraran.
Andrés Manuel López Obrador concluyó su recorrido por los 2 mil 38 municipios en que está dividido el país. Nadie, tal vez, en la historia de México ha estado en contacto directo con tantos millones de mexicanos, ahí donde nacen, viven y mueren los ciudadanos de este país que nunca han contado para quienes ejercen el poder político y económico. Esta formidable movilización a lo largo de más de dos años, da la certeza al pueblo de México, de contar con un líder que no engaña, no miente y, menos, traiciona.
Pues, quiéranlo o no, El Chapo Guzmán es uno de los hombres más ricos de México y del mundo. Su fortuna se ha hecho como la de cualquier honorable cliente de Forbes, ni más ni menos. ¿O no?
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