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Artículo de Wulfrano Torres Pérez

Artículo de Wulfrano Torres Pérez

El arte de ganar una “elección” con candidatos únicos, pero que parezca democrática

 
WULFRANO TORRES PÉREZ*

 

Si el voto cambiara algo,

estaría prohibido”

Eduardo Galeano

 

En la historia de nuestro país existen tristes y lamentables episodios de personajes y grupos que al llegar al poder, lo utilizan de manera patrimonialista para  perpetuarse en su ejercicio. Entre algunos ejemplos de triste memoria destacan: López de Santa Anna, Porfirio Díaz, Victoriano Huerta, el PRI y su más brillante alumno, el PAN. El común denominador que comparten éstas historias de poder, es la de organizar “elecciones” manipuladas y controladas que garantizaban los resultados deseados: mantenerse en el poder. 

Los procesos electorales en el México moderno, con algunas excepciones, se han caracterizado por procesos electorales manipulados y controlados  por el gobierno o descarados fraudes (Salinas y Calderón); el resultado ha sido  el mismo, la imposición de gobernantes incompetentes y corruptos. No podemos olvidar tampoco el papel vergonzante de los diputados y senadores que durante los 70 años de priismo, sólo servían para levantar el dedo y aprobar todo lo que el ejecutivo mandataba; así como el sometimiento, no menos vergonzante, del poder judicial.  La ausencia de una libertad de expresión, de una verdadera oposición, así como la represión a la pluralidad y a la crítica permitió que el país fuera manejado como patrimonio del Ejecutivo en turno, acompañado con un indignante culto a la personalidad.

Aunque todavía estamos lejos de una verdadera democracia, la existencia de diversos partidos políticos, el acceso cada vez menos inequitativo a los medios, el voto universal secreto y directo, y la cada vez mayor libertad de expresión, son algunos pequeños logros de la lucha de millones de mexicanos para conquistar algún día, el cumplimiento pleno de este derecho. Sin embargo, en la UAP existen señales en el sentido contrario. De los procesos electorales que formalmente se han realizado en los últimos 17 años en nuestra universidad, incluyendo la elección reciente del día 19 de marzo, por lo menos el 90  por ciento de los mismos han sido realizados con candidatos únicos, es decir sin posibilidades reales de elección. Así, el próximo Consejo Universitario, según informan los medios locales de comunicación, estará conformado en más del 90 por ciento por seguidores del actual rector. En estas condiciones cabe preguntarse, ¿habrá cabida a la divergencia, al debate inteligente y a la pluralidad en este máximo órgano de gobierno universitario? O sólo se encargará de avalara las decisiones del rector?

¿Será posible que en esta universidad todos pensemos igual (y entonces ninguno piense demasiado) para lograr tal el consenso?; ¿o qué la libertad, la creatividad y la pluralidad de pensamiento están prohibidas y no tienen cabida? ¿Qué sentido tiene el poder avasallador de la rectoría en un espacio que por naturaleza debería de  alentar y  convivir en  la diversidad, la diferencia, el debate libre de las ideas y el conocimiento?

Señor rector, ¿qué de legítimo y necesario tiene gastar tanto dinero en publicitar a la universidad, y de paso su imagen personal? Es más fácil verlo acompañando al gobernador en sus giras como uno más de sus funcionarios que en nuestras unidades académicas. Sí el PRI decidiera proponerlo como su candidato a algún cargo, como ya sucedió con el anterior rector, ¿nos quedaríamos en la orfandad? ¿Puede una universidad seria y adulta depender de los intereses políticos de un partido, o del liderazgo iluminado de un rector que le teme a la democracia?

No cuestiono su legitimo y democrático derecho a sus aspiraciones políticas, pero como universitario le pregunto, ¿no sería bueno que estuviera más al pendiente de la vida académica de nuestra universidad, que cumpliera con las funciones propias de su cargo?, ¿no le correspondería en su calidad de rector encabezar las demandas universitarias para exigir del Estado soluciones viables a la grave desocupación profesional de nuestros egresados y los bajos salarios de los trabajadores universitarios? ¿Cuáles son las opciones institucionales para el cambio generacional de la planta docente en nuestra universidad?, ¿hasta cuándo se volverá a implantar los exámenes por oposición?, ¿cómo explicar que a pesar de los descuentos del 4 por ciento a nuestro salario, los trabajadores recibamos medicamentos genéricos en el hospital universitario y tenemos que esperar meses para obtener una consulta con algún especialista? ¿Porqué los jubilados deben esperar hasta tres años para recibir su liquidación respectiva, violando la Ley Federal del Trabajo?

La educación domesticadora que en los hechos practicamos en el claustro universitario está muy lejos  de la propuesta constructivista en la que supuestamente se basa el Modelo Minerva que usted promueve como reforma educativa. Señor rector, ¿qué tipo de universitarios estaremos formando con estas prácticas controladoras y antidemocráticas: súbditos o ciudadanos?

 

*Profesor–investigador, Facultad de Psicología, UAP.

 

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