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Artículo de Rogelio Ramírez de la O

Artículo de Rogelio Ramírez de la O
Rogelio Ramírez de la O
Peso fuerte y economía débil
29 de abril de 2009
 
 
 
 
 

 
 


La caída del peso en un solo día de reconocimiento oficial de la epidemia echó por la borda los más de 22 mil millones de dólares invertidos por las autoridades desde octubre pasado para apuntalar al peso. Eso demuestra lo fútil de usar deuda externa para evitar que el mercado ajuste el peso según sus propias percepciones. Tratar de influir en esas percepciones con cuantiosos volúmenes de dinero prestado siempre acabará mal.

Desde luego, en el corto plazo es posible e incluso factible que con grandes créditos, tanto de la Reserva Federal estadounidense (Fed) como del Fondo Monetario Internacional (FMI) por 30 mil y 47 mil millones de dólares respectivamente, el peso pueda transitoriamente —por ejemplo, antes de las elecciones de julio— ubicarse entre 12 y 13 unidades por dólar. Pero sería un dólar subsidiado con deuda pública.

Ahora bien, cuando el gobierno está dedicado a defender el tipo de cambio no puede hacer muchas otras cosas y menos gastar en obra pública. Esto, porque dicho gasto provoca preguntas de las agencias calificadoras sobre el posible déficit fiscal, a sabiendas de que la recaudación se está cayendo por la caída de la actividad. Eso contradiría la pretensión de un peso fuerte.

Así, a pesar de que ofreció ejercer el gasto presupuestado de forma acelerada para estimular la debilitada economía, el hecho es que no lo está haciendo. No sólo se han cancelado grandes proyectos, como Punta Colonet, por falta de financiamiento privado. También se declaró desierta la licitación de la red carretera del Pacífico. Y la prensa informó que en enero y febrero, el avance que tiene la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en el proyecto de construcción y modernización de carreteras fue apenas 1.2%, y eso de una meta tan modesta como 747 kilómetros.

Y la evidencia de cifras apoya lo anterior. El índice de actividad económica cayó 9.5% en enero y la producción industrial 13.2% en febrero. Un indicador de la falta de obra pública es el desplome de la construcción en enero y febrero, de 11.3% en el dato más reciente.

Lo anterior contradice uno de los 25 puntos del llamado Acuerdo en Defensa de la Economía de enero pasado, es decir, acelerar el programa nacional de infraestructura por 570 mil millones de pesos. Otro punto de este acuerdo fue que Banobras “garantice” la ejecución de los proyectos con participación privada contemplados para 2009.

De ahí que no debe sorprender que la encuesta de la firma KPMG haya mostrado que 77% de los empresarios encuestados piensa que los planes oficiales anticrisis en ese acuerdo no ofrecen ningún apoyo a las empresas.

Si se quisiera apoyar la economía deben aplicarse otras medidas. Una sería dejar que el mercado fije el tipo de cambio y no malgastar reservas tratando de sostenerlo artificialmente. En segundo lugar, apoyar a las empresas endeudadas en dólares porque emplean a mucha gente, pero el apoyo debe ser transparente, sin subsidio y garantizado con las propias acciones de las empresas. Tercero, para verdaderamente apoyar a las empresas, derogar el IETU que ahora resulta en una carga onerosa tanto económica como administrativa. Cuarto, para apoyar la actividad económica, reducir el IVA a 10%.

Por supuesto que habría un sacrificio fiscal cuando el ingreso federal ya está cayendo. Pero sostener el peso y otras acciones anunciadas son también un sacrificio y aumentan la deuda pública. Más aún, con la economía más débil la recaudación se caería todavía más de lo esperado. Aún es tiempo de cambiar de rumbo.

 

 

 

rograo@gmail.com

 

 

 

Analista económico

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