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Artículo de Jaime Ornelas Delgado

Artículo de Jaime Ornelas Delgado

 TENDAJÓN MIXTO 

¿Por qué tanto engaño?

 
Jaime Ornelas Delgado

La situación actual del país, en muchos de nosotros, provoca asombro. Sin duda, la influenza es real, pero al parecer el nuevo virus sólo es mortal entre los más pobres, como cualquier otro virus o bacteria; es más, las autoridades no han dicho o no tienen estadísticas ni se han hecho investigaciones sobre cuántos mexicanos (como siempre) pobres mueren cada año en las épocas de invierno cuando la gripa común se convierte en pulmonía. Le llaman influenza estacional, pues aparece año con año en los fríos (había un dicho que decía, más o menos así: “enero y febrero, desviejadero”, aunque ya la sabiduría popular agregó noviembre y diciembre, simplemente por el aumento de la pobreza) y mueren cientos (nadie sabe cuántos) a causa de su pobreza. Por eso, muchos se sorprenden al ver que en Estados Unidos se padece de la influenza humana pero nadie muere, bueno si murió un niño... mexicano.

Además, el gobierno planteó mal, muy mal su estrategia informativa, que partió de un criterio: alarmar a la gente. Al parecer el gobierno no logra informar sin alarmar. Sus versiones incompletas, confusas y contradictorias generan incredulidad entre la población, que ya antes había visto como la crisis se asentaba en el país, mientras el gobierno hablaba sólo de un “catarrito”.

Pero la paranoia y el miedo han sido seculares en las campañas de información gubernamentales y privadas, a pesar del poco efecto que han tenido, por ejemplo, las campañas para disuadir a la gente de abandonar su adicción al cigarro señalando los horrores provocados por el tabaco; sin embargo, el consumo no ha disminuido ni un ápice. El  terror y la paranoia sólo le ha dado resultado al gobierno panista en las campañas electorales.

Pero además, el gobierno no apeló a la solidaridad, a la movilización social para enfrentar la alarma sanitaria, uso su posición autoritaria, dio órdenes de manera vertical, provocó histeria e irritación, difundió información diversa, dispersa y contradictoria: los monopolios de la televisión y el radio pusieron a opinar a todo el que quiso opinar de todo lo que quisiera opinar, el resultado: total desinformación y miedo, por un lado, pero también escepticismo generalizado.

Hoy los ciudadanos tenemos la sensación de haber sido engañados, desinformados, manipulados como títeres por el gobierno del ahora “mesías del Bajío” (“Defendimos a la humanidad”, dijo muy campante sin el mejor sonrojo.). Los ciudadanos, y los correos que llegan por Internet lo muestran, tenemos la impresión de que hubo y hay ocultamiento de cifras y que las ofrecidas minimizan o exageran las situación. Y como advierte Florence Toussaint, “cualquier hipótesis es buena ante la ineficiencia (del gobierno) para comunicar y darle salida adecuada a un problema  de salud pública, en este caso”.

Si el gobierno de Felipe Calderón tenía una muy escasa credibilidad, perdió la que le quedaba, la ciudadanía se hartó de tanto engaño, de las innecesarias apariciones en televisión del mesías del Bajío. Si todas sus campañas se han basado en el engaño y la demagogia, hoy no se le puede creer nada.    

En fin, grave sería también que llegara a resultar cierto eso que se dice en La Jornada (lunes 4 de mayo de 209, p. 17): ‘“Señales alentadoras’ de que el AH1N1 no es más peligroso que la gripe típica”. Si esto fuera así, mucho nos alegraría la noticia, pero estaríamos al borde del más espantoso de los ridículos ante la humanidad que el mesías del Bajío dijo haber salvado.

De cualquier manera, es necesario tomar las medidas preventivas esenciales y armarse de paciencia para evitar la depresión y la irritación provocadas por los encierros forzados producto del terrorismo informativo.  

 

Hágame usted el... favor

Frase, metáforas y consejos que si no estuviéramos en la situación dramática en la que estamos matarían... de risa: Esta respuesta la dio José Ángel Córdova, secretario de Salud, cuando le preguntaron la razón de que en México se muera la gente infectada con el virus de la influenza, mientras en Estados Unidos no se ha confirmado ningún fallecimiento: “Porque aquí siguen llegando tarde”. El siguiente consejo, para convertirnos en apologistas del gobierno, lo dio Felipe Calderón: “Este momento también, ahora que vamos a estar en casa, con la familia, de convivir con nuestros hijos, de explicarles con sencillez y sin temor las cosas que están pasando y que estamos trabajando para resolver este mal”. Esta respuesta tampoco tiene desperdicio, la hizo Leopoldo González, secretario general de la Conferencia Episcopal Mexicana y obispo auxiliar de Guadalajara, para responder a una pregunta respecto a si la detención de un sacerdote en Xalapa, acusado de pederastia, no alejaba a la feligresía de la iglesia: “Al contrario, dijo su señoría, mientras más humanos nos vean más nos va a apreciar”. “A partir del segundo semestre habrá una rápida recuperación económica”: Agustín Carstens. Y la estelar: el gobierno federal “ha defendido a toda la humanidad de la propagación del virus de la influenza presente en el país”. Sin comentario, pues si hiciéramos alguno tendríamos que llamar al declarante “mesías demagogo”, y eso sí que no.

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