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Artículo de Susana Rappo

Artículo de Susana Rappo
 

 A DEBATE 

Las cifras del desplome

 
Susana Rappo

Según la opinión del secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), José Angel Gurría, la contracción más importante del año ya se dio en el primer trimestre. Y uno quisiera creerle, ya que las cifras reportadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) al mes de abril de este año muestran caídas significativas; en el caso de la manufactura, se habla del 18 por ciento anual y de la producción industrial el decremento superó el 13 por ciento, mientras que la industria de la construcción sufrió una pérdida de 11.3 por ciento. Esas caídas obviamente se reflejan directamente en el empleo, y por tanto en los salarios de la población ocupada, a pesar del optimismo del titular del Ejecutivo.

Sectores como el de equipo de transporte, el de maquinaria y equipo y el de computación, comunicación y medición, componentes y accesorios electrónicos y la industria metálica básica, aportan los retrocesos más importantes; ligados todos a la exportación y al abastecimiento del mercado de Estados Unidos, a partir de encadenamientos interindustriales, son lo que en la coyuntura han resentido primeramente los efectos de la crisis. Y si bien en el discurso hay, aunque muy limitados, algunos apoyos para paliar ciertos efectos de la recesión económica, los recursos no fluyen; por ejemplo, para las empresas del sector automotriz, que tienen esquemas de contratación y permanencia de personal bastante flexibles, sus primeras medidas fueron desplazar a los eventuales y la segunda recurrir a los paros técnicos, para lo cual el gobierno federal se comprometió a liberar recursos con la finalidad de apoyar a los trabajadores. En Puebla, después de cuatro meses y medio de anunciado el programa, hasta el momento no se ha liberado ningún recurso, situación documentada por nuestro medio informativo en su edición del 16 de junio.

Además de lo excluyente del programa para diversos sectores empresariales, ni siquiera los sectores siempre beneficiados al amparo de las políticas gubernamentales lo están siendo. La caída de los ingresos petroleros y de la recaudación fiscal, a consecuencia de la caída de la actividad económica, aunada a las condiciones de la salida de capitales, la disminución de las remesas, el fuerte endeudamiento interno y externo, han generado el señalamiento del Fondo Monetario Internacional sobre el riesgo que existe de que México no pueda hacer frente a sus compromisos de deuda; es decir, existe la posibilidad de caer en un fuerte déficit fiscal que coloque al país en la incapacidad de pagar su deuda. De ahí los subejercicios presupuestales que van de la mano y aparecen como inoperancia de las políticas públicas que, supuestamente, están diseñadas para apoyar la actividad económica y el empleo, pero que sus requisitos y formas de operación excluye a la mayor parte de los beneficiarios, buscando finalmente reducir el déficit, al igual que los recortes del gasto público.

Por todo ello quisiera creer que la peor parte de la recesión ya pasó; sin embargo, el accionar gubernamental presionará a una caída mayor, ya que no está utilizando los instrumentos de política para la reactivación, sino para garantizarle al capital financiero internacional que podrá pagar.

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