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Artículo de Susana Rappo

Artículo de Susana Rappo

 A DEBATE  

Indigna aunque no sorprenda

 
Susana Rappo

Aunque nos indigne, no nos sorprende que sean parientes de funcionarios públicos y políticos de alto nivel los beneficiados de la subrogación que hizo el Instituto Mexicano del Seguro Social de estancias infantiles. No nos sorprende, porque desde hace tiempo el poder público se convirtió en el mecanismo para garantizar los negocios privados y abrir otros al amparo del proceso de privatización estatal.

La trágica muerte de 48 pequeños a causa del incendio de la guardería ABC de Hermosillo es un costo muy alto para una sociedad que ha sido incapaz de revertir viejos y nuevos vicios del poder público y sus instituciones,  y que denota finalmente un fuerte proceso de descomposición social.

Por otra parte, la crisis económica y social obliga a repensar lo que en esa materia se ha venido realizando en los últimos años, que ha profundizado la desigualdad y excluido a una parte muy significativa de la población, ya que son los jóvenes lo que se han visto obligados a migrar hacia Estados Unidos.

Mientras la autoridad hacendaria y el Ejecutivo federal se proponen convencernos de que el ciclo recesivo comienza ha revertirse, la realidad se impone con niveles de paralización mayores a los sufridos en 1995.

La edición de ayer de La Jornada de Oriente daba cuenta de la situación que viven los trabajadores de uno de los sectores más importantes de la economía poblana, el de autopartes y automóviles, que desde hace meses han visto mermados sus ingresos debido a los denominados paros técnicos, donde reciben sólo una parte de sus salarios. Además del despido de eventuales pero también de personal de base y el otorgamiento de vacaciones adelantadas, las empresas del ramo hacen frente a la caída de sus ventas.

Sin embargo, son ellas las beneficiarias de apoyos estatales, recursos que habrá que transparentar, porque finalmente son recursos públicos y deberían llegar al bolsillo de los trabajadores para compensar la caída de sus remuneraciones.

Como sabemos, la industria automotriz, como el resto de los sectores de la industria manufacturera, depende de la economía estadounidense; ocho de cada 10 dólares de exportaciones y más de dos tercios de la inversión extranjera que llega al país depende de Estados Unidos, y si bien hay expectativas favorables en la recuperación de la actividad fabril de ese país, el traslado no es mecánico debido a la condiciones internas, que vuelven a la economía mexicana mucho más vulnerable y por tanto lenta en la recuperación.

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