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Artículo de Guillermo Fabela Quiñones

Artículo de Guillermo Fabela Quiñones

Los cimientos sólidos, ¿de qué?
2009-09-03


Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes…

Como era previsible, el tercer “Informe de gobierno” de Felipe Calderón es una burda autodefensa de una administración inexistente. El documento es una retahíla de lugares comunes y de autoelogios insustanciales que chocan con la realidad, pues no es verdad que en los primeros tres años “se avanzó en la construcción de cimientos sólidos para el país que queremos”. No desde luego la nación que quisiéramos la mayoría de mexicanos, ya que hoy como nunca estamos muy lejos de las metas que convienen al país, entre ellas un crecimiento sostenido de cuando menos 5 por ciento del PIB, un salario que alcance para lo indispensable en cada hogar, empleos suficientes para alentar el ahora deprimido mercado interno, tranquilidad en las calles que favorezca un ambiente de paz social.

 

Lo que se afianzó en el tercer año de la “administración” de Calderón, fue precisamente lo contrario, es decir, el deterioro brutal de la economía y de las finanzas públicas, que alcanzó niveles sin precedente; el desempleo se incrementó también en un rango histórico; México es ahora el país más endeudado del tercer mundo, lo mismo que uno de los más inseguros del planeta. Con estos resultados, claramente a la vista y reconocidos por organismos internacionales y hasta por el propio INEGI en lo que respecta a datos económicos, es inadmisible aceptar que se cuenta ahora con “cimientos sólidos” para construir un país, ni siquiera el que quiere la oligarquía. De ahí que no hayan sido pocas las críticas hechas a Calderón por oligarcas decepcionados por el fiasco que resultó éste en la práctica gubernamental.
Según Calderón, se logró mitigar los peores efectos de la crisis, al extremo de que ya “se tocó fondo”. Si tal fuera el caso no habría necesidad de querer imponer un régimen de excepción en el país, ante el temor de que surjan estallidos de violencia por las condiciones prevalecientes que afectan a más de dos terceras partes de mexicanos. Menos aún habría necesidad de decretar medidas draconianas como aumentos de impuestos a los causantes cautivos e incrementos a los bienes y servicios públicos, acciones cuyos efectos serían equivalentes a echar gasolina al fuego. Todo con tal de no molestar a los miembros de la oligarquía cuya voracidad y ceguera no tienen límite.
Aun cuando se aceptara que en el 2010 las cosas habrán de mejorar porque el “motor” de nuestra economía, la estadounidense, ya habrá repuntado, lo realmente objetivo es que no será suficiente ese empuje para revertir los daños ocasionados al país en los primeros tres años del “gobierno” de Calderón. A éste le tocó pagar los enormes desaciertos, las corruptelas gigantescas, las graves imprevisiones del desgobierno de su antecesor, que tuvo las mejores oportunidades y condiciones económicas y sociales para haberle dejado a su sucesor un ambiente muy favorable para, entonces sí, construir los cimientos de un país menos desigual e injusto. Sin embargo, como todos sabemos, la administración de la “pareja presidencial” fue un rotundo fracaso con costos impagables para el país.
En consecuencia, lejos de contar con las condiciones mínimas favorables para construir cimientos sólidos, lo que existe ahora es un deterioro brutal del sistema político en su conjunto, del aparato productivo y de las relaciones entre gobernantes y gobernados. Los hechos están a la vista, si la oligarquía y el PAN no los quieren ver, es su problema, lo malo es que mientras sigan con esa ceguera y esa soberbia, los efectos serán cada vez más dramáticos y lamentables. Una muestra de una cosa y la otra es que el presidente de la mesa directiva de la LXI legislatura, Francisco Ramírez Acuña, sólo esté preocupado por lo que ocurra en el 2012 con motivo de la sucesión presidencial. Así lo demostró al decir, en sus primeras declaraciones a los medios, que de entre los miembros de la Cámara Baja saldrá el próximo candidato presidencial, entre ellos seguramente él mismo.
De ahí que el posicionamiento del PAN en la sesión de instalación de la LXI legislatura, se pierda en el vacío. No se le puede creer, ni siquiera al hijo de Manuel Clouthier, ahora flamante diputado del blanquiazul, que “todos debemos aprender a vivir en un contexto más democrático, más competitivo, más transparente, sin privilegios ni prebendas”. Primero que lo demuestren con el ejemplo para comenzar a creerles. ¿No es el gobierno de Calderón el que se caracteriza por tener el más alto gasto corriente de la historia moderna del país, el que goza de más privilegios y prebendas igual que sucedió en el sexenio de Fox?

gmofabela@hotmail.com

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