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Artículos de Alfredo Jalife-Rahme y de Antonio Gershenson

Artículos de Alfredo Jalife-Rahme y de Antonio Gershenson
Bajo la Lupa

Lula restatiza los hidrocarburos de Brasil

Alfredo Jalife-Rahme

on tiempos del nacionalismo petrolero en el contexto de la incipiente multipolaridad. Brasil, en la actual etapa con Lula, ha trazado su camino venturoso para posicionarse como potencia emergente a escala global, primordialmente, en Sudamérica –donde los hidrocarburos y la doble independencia financiera y económica juegan un inextricable papel preponderante–, mientras en México, los subsidiados fracasados (en particular, los empresarios medievales y sus subyugados políticos con su pletórica fauna de lorocutores), en pleno hundimiento de su Titanic, son quienes más vociferan en los multimedia que controlan aberrantemente al atreverse todavía, a contracorriente histórica desde Japón hasta Eurasia, a formular la repetición de sus descabelladas propuestas librecambistas implementadas durante 27 años aciagos.

No es lo mismo Petrobras con el claudicante y entreguista Fernando Henrique Cardoso, durante la fase unipolar de Estados Unidos (EU), que con Lula, el obrero metalúrgico quien ha resultado magnífico estadista y ha entendido perfectamente las tendencias de la multipolaridad, donde Brasil juega ya un papel relevante en el seno del BRIC (Brasil, Rusia, India y China).

Lula ha demostrado sus dotes de estadista en la cumbre de Unasur en Bariloche, al oponerse a la instalación de las siete bases militares de EU en la narcotizada Colombia, y ha expresado su inalienable independencia geopolítica al recibir próximamente al presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad.

Quebradas las finanzas globales manejadas lascivamente por la dupla anglosajona en Wall Street y la City mediante su demencial financiarización especulativa, totalmente desacoplada de la economía real a la que acabó por contaminar y dañar, los pocos estadistas lúcidos que quedan operan un retorno gradual a los fundamentos y estamentos tangibles de las materias primas estratégicas, en particular, la joya de la corona: los hidrocarburos.

En la posmodernidad –tanto en la anterior unipolaridad como en la incipiente multipolaridad– constituye un grave error de juicio de carácter suicida desvincular a la banca nacional de la explotación de los hidrocarburos, ya no se diga del amplio sector energético, en particular, de los minerales que posee pletóricamente Brasil (como el uranio y el hierro).

Tal error suicida ha sido perpetrado y perpetuado insensatamente por el México neoliberal que prácticamente se quedó sin banca nacional: dependiendo de la cotización bursátil del día, entre 85 por ciento y 92 por ciento de la banca asentada es foránea en términos de capitalización de mercado.

El sagaz ministro brasileño de Energía, Edison Lobao, un día después del envío al Congreso de la propuesta de Lula para la restatización de los hidrocarburos, anunció que colocaría fondos adicionales al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), de propiedad estatal, con el fin de financiar la explotación de los potencialmente extensos depósitos de petróleo en las profundidades del Atlántico (O Estado de Sao Paulo, 2/9/09).

No lo expresó Lobao, pero no es nada improbable que la recapitalización del BNDES provenga de quien atesora más dinero en el mundo: China, quien estaría más que agradecida con tal de que le abastezcan de petróleo (sin quedarse con la propiedad catastral de los yacimientos, al estilo depredador anglosajón; ver Bajo la Lupa, 2/8/09).

En una visión integral del indisociable binomio banca-energéticos, el mismo Lobao, quien está resultando un verdadero lobo de los negocios (y, más que nada, un juicioso lector de la multipolaridad antianglosajona), declaró que Brasil estudia un nuevo marco regulatorio (¡supersic!) del sector mineral. ¡Todo lo contrario del decadente México neoliberal, que opera a contracorriente histórica!

Por cierto, mis fuentes en Banobras –que debió haber cumplido la tarea de financiamiento de los nuevos yacimientos de Pemex en el Golfo de México–, aseguran que Calderón aún no liquida su adeudo millonario en la paraestatal que presidió ineficientemente. ¿Será?

Stratfor (1/9/09), centro de pensamiento texano-israelí, no tiene más remedio que plegarse a la restatización de facto de los hidrocarburos de Brasil que muestra su intención de proteger sus intereses nacionales (¡extra súper sic!) cuando se trata de explotar el petróleo de los yacimientos en aguas profundas y su desarrollo (sic). Brasil opera totalmente al revés del México neoliberal, lo cual explayamos en nuestro reciente libro La desnacionalización de Pemex (Editorial Jorale, 2009) que pone en la picota la entreguista reforma calderonista avalada por la tríada apátrida de Beltrones-Labastida-Gamboa (y sus perredistas de ocasión).

Brasil acopla las regulaciones del sector energético en línea con sus intereses estratégicos, refiere Stratfor, a quien no se le escapa que la propuesta contiene una tendencia nacionalista (¡extra súper sic!) que otorga al gobierno mayor margen de intervención en el desarrollo de las reservas estratégicas (sic), en particular, mediante la creación de Petrosal, una empresa estatal, que tendrá un representante, con plenos derechos de voto y veto, en el consejo directivo de cualquier consorcio energético que opere los depósitos pre-sal.

Con el dolor en el alma, Jonathan Wheatley, del Financial Times (1/9/09), destaca la voluntad inequívoca del papel del Estado (sic) brasileño en explotar sus reservas.

Bajo la modalidad de ley de urgencia, los legisladores tienen 90 días para aprobar o desechar las cuatro enmiendas históricas que, sintetiza Wheatley, introducen el régimen de producción compartida para sustituir el sistema basado en concesiones; crean Petrosal, una empresa estatal, para manejar las reservas; crean un fondo gubernamental para manejar los ingresos de las reservas y recanalizarlos al gasto social (¡extra súper sic!) en áreas como la educación, la infraestructura y el combate a la pobreza, y permiten la emisión de nuevo capital por 50 mil millones de dólares en Petrobras, la empresa mixta de control estatal, lo cual, diluirá la participación privada (apabullantemente en manos israelíes-anglosajonas y donde el megaespeculador George Soros posee un importante paquete).

Lula opera así un viraje histórico hacia la desprivatización (al diluir la participación accionaria privada que regaló el entreguista Cardoso en la fase unipolar) y la notable restatización, en la fase multipolar, mediante la nueva empresa estatal Petrosal (ver Bajo la Lupa, 1/7/09) que regirá el destino de los nuevos bloques en aguas profundas, que cuentan hasta con 100 mil millones de barriles.

En forma inteligente, Lula no toca (by the time being) las anteriores concesiones que legó el incorregible Cardoso, donde las trasnacionales anglosajonas se despacharon con la cuchara grande. Lula ve hacia un futuro venturoso de Brasil y no se confina a lamentarse estérilmente del pasado irreparable.

 

Brasil: fortalecimiento estatal en el petróleo
Antonio Gershenson
El lunes 31 de agosto, Lula, el presidente de Brasil, anunció el envío al Congreso de una nueva legislación petrolera. Esta legislación era esperada desde hace tiempo, y había discusiones al respecto. Por un lado, entre los movimientos populares se demanda una nacionalización completa. Por otro, en los medios oficiales, se discutían alternativas que permitieran que los enormes recursos que se esperan del llamado pre-sal, quedaran en el sector público y al servicio del pueblo, en la mayor medida posible.

El problema se originó con la privatización de una parte de las acciones de Petrobras, cuando el auge de las privatizaciones en escala casi mundial. Sesenta y dos por ciento del total de las acciones están en manos de particulares, se supone que en su mayoría extranjeros. El Estado sigue siendo el responsable de Petrobras, tiene mayoría de las acciones con voto, también nombra a las autoridades de la entidad y controla el consejo de administración. Pero no es raro que Lula haya condenado públicamente, en diferentes momentos, esa venta de acciones. Los accionistas no aportan ni un miligramo al trabajo de la empresa pública. Hicieron una aportación económica una vez, al comprar las acciones, además en un momento en que estaban muy baratas, y luego simplemente cobran sus utilidades. Esto no tiene nada que ver con el desarrollo que ha tenido Petrobras en varios sentidos.

La situación de privilegios a empresas privadas se apoyaba en el pretexto de que el riesgo de la inversión era alto, no en el sentido de que pudiera haber accidentes o algo así, sino que la perforación pudiera no encontrar nada, o muy poco. De ahí, se consideraba justificado que cuando una empresa lograra un buen trabajo, tuviera una utilidad mayor. Sin embargo, a medida que se va conociendo mejor la riqueza de yacimientos a gran profundidad y abajo de una capa salina hasta de dos kilómetros de espesor, pre-sal, se fue llegando a un consenso, en los medios gubernamentales, de que ahí no se justificaban los criterios que se habían aplicado en otras partes.

El anuncio de Lula explicó también otras partes importantes de la política brasileña en la materia. El Estado debe ser fuerte, y la crisis actual muestra que si el Estado no regula y fiscaliza el mercado, éste puede desfondar al mundo en un abrir y cerrar de ojos. Recordó que Brasil no quiere ser un simple exportador de petróleo crudo. Además de ser autosuficiente, ese país quería exportar refinados como la gasolina y el diesel. También quería ser autosuficiente en petroquímicos y exportarlos. Esto ratifica lo que ya se está haciendo: hay cinco refinerías en construcción, y una de ellas es la fase inicial de un complejo petroquímico. Dos de las refinerías están destinadas sólo a la exportación de sus productos.

Lula habla de quienes cayeron en la tentación del dinero fácil y rápido. Exportaron todo el petróleo que podían, y fueron inundados por monedas extranjeras. Resultado: quebraron sus industrias y se desorganizaron sus economías.

Por supuesto que para seleccionar terrenos para cada una de las refinerías, actuaron y ya hay obras en marcha. No hicieron ninguna competencia de gobernadores, como no se ha hecho en ningún otro lugar del mundo salvo México. Las condiciones de contratación de empresas para apoyar a Petrobras en pre-sal son fijadas por el Estado y se suprimen ahí las concesiones.

Según el proyecto de ley, Petrobras será el operador único de todas las actividades de la zona pre-sal. Podrá contratar empresas pero en las condiciones mencionadas. Se administrará conforme a una planeación. Pero además habrá una empresa petrolera adicional, totalmente estatal, Petrosal. Esto tiene un antecedente en Noruega, en ese país se creó Petoro, empresa totalmente pública. Allá, la empresa petrolera pública tiene aproximadamente un tercio de sus acciones en manos privadas. Con Petoro, una buena parte de los productos en materia de petróleo y gas no se reparten con los accionistas sino que van totalmente al sector público y al gasto público.

Además de la nueva empresa totalmente pública, que se va a encargar del control y supervisión de la actividad petrolera, se crea un fondo social, que se enfoca a la reducción de la pobreza, a la educación, y al desarrollo de ciencia y tecnología. Éste será, por ley, un destino de los beneficios del nuevo petróleo de pre-sal. Los recursos del fondo social vienen de regalías, bonos y utilidades comerciales del petróleo y el gas.

El gobierno brasileño da una importancia a estos cambios tal que declaró el estado de urgencia constitucional. Esto implica que las cámaras tienen un plazo de 45 días para resolver. Se estima que sumando las diferentes modificaciones, el conjunto tendría un plazo de 90 días.

No me extraña que varios funcionarios aquí volteen a ver para otro lado y no quieran ver ni oír nada de lo mencionado. El contraste con el papelito que han estado jugando es verdaderamente notorio y hasta escandaloso.

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