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Artículos de: Jonathan Vázquez Betancourt, de Rafael G. Hernandez García Cano y de Roberto Alonso

Artículos de: Jonathan Vázquez Betancourt, de Rafael G. Hernandez García Cano y de Roberto Alonso

Calderón, reprobado

 

JONATHAN VÁZQUEZ BETANCOURT

Felipe Calderón es como aquel estudiante que presenta en un examen profesional una pésima tesis. Para ello elige a unos sinodales cómplices que no le sepan preguntar; escoge a un asesor condescendiente, y de su familia sólo invita a quienes lo quieran mucho, para que aunque se trate de un trabajo ridículo y de un examen de un estudiante burro, no le digan nada, porque lo quieren mucho.

El programa de televisión Dialogo Ciudadano que se transmitió el domingo 6 de septiembre en el Canal de las Estrellas y en el 13 de Televisión Azteca fue una simulación, una pretensión falsa de un presidente mexicano para decir que se acerca a la ciudadanía, para decir que responde a sus preguntas, para decir que le preocupan los problemas sociales de nuestro país, aunque no los puede resolver, no sólo por su incapacidad para ello, sino porque no ha querido.

¿Dónde la transmisión? Claro, en las corporaciones televisivas, en el duopolio.

Al abanico mediático escapó, no sólo la mención del lamentable hecho, sino el análisis.

Ni en La Jornada, ni en Reforma, Milenio, El Universal. La publicó Excélsior, la retomó el Publimetro –un medio que se distribuye en forma gratuita en el Distrito Federal, un medio que hace un buen trabajo–. En radio la abordó Aristegui, quien se refirió a este remiendo de rendición de cuentas como un espacio en el que el Calderón respondió preguntas “a modo”.

Tampoco hablaron del caso en Primer Plano. Ayer por la mañana Carmen Aristegui lo puso sobre la mesa de análisis que presenta cada martes.  Denise Dresser, Sergio Aguayo y la periodista coincidieron: “opaco, un ejercicio que adolece, preparado”.

Preguntas que no se responderán

¿Cómo se paga ese tiempo en la televisión? ¿Es el tiempo al que tiene derecho el Estado? ¿O es más bien la privatización del espectro radioeléctrico que ejercen el poder fáctico y el establecido?

¿Quién eligió a los asistentes, con qué criterios, por qué moderó Leonardo Curzio y no un periodista que cuestionara, que propiciara la réplica, el debate, la rendición verdadera de cuentas, la transparencia?

¿Por qué en esas teles y no en un programa de radio o en la redacción de un periódico, o en una plaza abierta donde muchos miles le pudieran preguntar?

¿Por qué fue grabado y no en vivo, con 10 líneas abiertas y gratis para que la audiencia inquiriera al mandatario, por qué no hubo más periodistas?

¿Por qué nadie le cuestionó su forma de elegir a los miembros nuevos de su gabinete; de hacer enroques?

¿Por qué nadie le cuestionó su necedad, su exceso de amiguismo y su falta de ánimo para que este país crezca, mejore, avance, y ello por medio de colocar a mejores mujeres y hombres en los puestos clave para impulsar el desarrollo del país?

¿Por qué nadie le preguntó si leyó el informe de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, para que se diera cuenta que hay documentadas decenas de violaciones en ese sentido?

¿Por qué nadie le preguntó sobre su relación con Elba Esther Gordillo, con Mario Marín,  o con Romero Deschamps”?

Fácil. El presidente Felipe no sabría responder ninguna buena. Tendría tache. Porque después de tres años de su gobierno, ha resultado un presidente burro, ha respondido mal en sus exámenes y ahora su calificación es insuficiente, no satisfactoria, está reprobado.

 

¡Si hay voluntad, se puede empezar ya!

 

RAFAEL G. HERNÁNDEZ GARCÍA CANO

El pasado 2 de septiembre el presidente Calderón, en acto alternativo al otrora acostumbrado en San Lázaro, como parte final de su alocución, afirmó: “Hoy, cambiar de fondo no sólo es la mejor, sino la única alternativa. Ese cambio debe contener, y así lo propongo, cuando menos 10 elementos:...”

Estas propuestas, que están relacionadas con el combate a la pobreza; reformas en materia de salud, educación, finanzas públicas, sector energético, de telecomunicaciones, en materia laboral, lucha contra el crimen y reformas regulatoria y política; constituyeron gran parte de la agenda mediática entre el 2 y el 4 de septiembre. Ya sea abordadas por especialistas, lectores de noticias, pontífices de la verdad y hasta el payaso de peluca verde; los espacios informativos, cubrieron ampliamente el decálogo calderonista. Sin embargo, la propuesta seis, sólo fue mencionada y no tratada a profundidad, salvo el día 3 en la entrevista concedida por el presidente Calderón, a Ciro Gómez Leyva en Fórmula y por supuesto, Carmen Aristegui que el día 4 dedicó prácticamente una hora de su noticiario, conversando con Purificación Carpinteyro ex subsecretaria de Comunicaciones y Transportes, y el doctor Raúl Trejo Delarbre, presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) (www.noticiasmvs.com/ver_noticia.cfm?id=8603).

El sexto punto está relacionado con las telecomunicaciones. Refiriéndose a él, Calderón Hinojosa expresó: “Sexto. Una reforma al sector de las telecomunicaciones, porque México requiere que este sector realmente responda a las necesidades del desarrollo, garantice una mayor cobertura de los servicios, la convergencia de las tecnologías disponibles y la competencia entre los actores. Que sea, precisamente, México un país que pueda acceder para el mayor número de sus habitantes a la telefonía, al Internet, al radio, la televisión, a todos los servicios de telecomunicaciones, que son detonantes de desarrollo. Que lo haga en un ambiente de verdadera competencia, que brinde a empresas y hogares la oportunidad de tener acceso a servicios de calidad y a precios accesibles” (www.presidencia.gob.mx/prensa/?contenido=47973 consultada el 8 de septiembre de 2009) ¿Qué significa esta reforma al sector de las telecomunicaciones, sobre todo cuando el propio titular del Ejecutivo habla de responder a convergencia tecnológica, competencia, cobertura social y calidad?

De entrada, antes de esperar a establecer cualquier pacto o acuerdo, el Ejecutivo federal ya podría, con la ley en la mano, empezar por licitar una nueva cadena nacional de televisión, hacer que el Canal 11 tuviera cobertura nacional, hacer cumplir la ley en materia de publicidad en medios electrónicos, otorgar los permisos correspondientes a radios comunitarias para que estas puedan operar legalmente, reservar parte del espectro radioeléctrico para fines sociales, hacer cumplir la ley en materia de contenidos, particularmente de los programas en horarios para todo público. De hacerlo, esa sería la muestra de que en efecto hay voluntad política para efectuar los grandes cambios que, subrayo, tienen que comenzar por una nueva ley que considere tanto las actividades de radiodifusión como de telecomunicaciones, pues dada la convergencia tecnológica no podemos seguir con leyes separadas. De otra manera, seguiremos en el discurso y la palabrería.

 

“Juanitas”

ROBERTO ALONSO

Cuando se supo de la intentona de Andrés Manuel López Obrador para que “Juanito” cediera la jefatura delegacional de Iztapalapa a Clara Brugada, la maniobra fue censurada en la opinión pública. No menos ha recibido la solicitud de licencia de ocho diputadas y dos diputados discutida apenas en la segunda sesión de la LXI Legislatura a tan sólo 120 horas de haber rendido protesta como legisladores. Sin embargo, llama la atención que representantes de los partidos políticos que ahora se ven implicados en esta artimaña de traspaso de curules a sus suplentes –dos de ellos vinculados a las televisoras– reprueben por un lado y hagan lo propio. Sea como sea, y por predominar el sexo femenino en estas solicitudes, el grupo de diputados en cuestión se ha ganado ya el mote de “Juanitas”.

Sobre el particular me permito hacer dos reflexiones, una de forma y otra de fondo. La primera tiene que ver con la burla que representa esta acción hacia los valores democráticos y hacia el espíritu del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) en su parte relativa a la cuota de género con la que deben cumplir los partidos políticos. Como bien afirma Natividad Cárdenas, integrante del Consejo Ciudadano para la Promoción y Defensa de los Derechos Políticos de las Mujeres, el hecho constituye una afrenta a la lucha de los derechos políticos de éstas.

A través de un comunicado, en el mismo sentido se pronunciaron las legisladoras de Acción Nacional, quienes además calificaron de vergonzoso, ilegal, mañoso e inmoral este proceso de simulación. De acuerdo con el Reglamento para el gobierno interior del Congreso, el permiso para dejar una curul deberá ser otorgado únicamente por causas graves, mismas que no se expresan en las solicitudes presentadas el pasado 3 de septiembre.

Por otra parte, dando pie a la segunda reflexión, vale la pena detallar las cuotas partidistas y las cuotas con grupos de poder que estas solicitudes revelan. De los 10 diputados que podrían dejar sus curules a sus suplentes seis son del Partido Verde: cuatro mujeres y dos hombres, dos son del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y son mujeres, una es del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y otra es del Partido del Trabajo (PT).

Desde el PRI, Yulma Rocha Aguilar cedería su lugar a Guillermo Ruiz de Teresa, quien fuera coordinador de la campaña de Francisco Labastida a la presidencia; en tanto que Ana María Rojas Ruiz dejaría su curul a Julián Nazar Morales, líder de la Confederación Nacional Campesina en Chiapas. Ambos vinculados a Beatriz Paredes.

En el PRD, Olga Luz Espinosa Morales daría paso a Carlos Esquinca Cancino, ex funcionario del gobierno de Juan Sabines. Mientras que en el PT, Anel Patricia Nava Pérez traspasaría su cargo a Primitivo Ríos Vázquez, fundador de dicha fuerza política.

Desde el Partido Verde, Rafael Pacchiano Alamán beneficiaría a Alejandra Lagunes Soto Ruiz, y Raymundo Vargas Sáenz a su madre y ex diputada priista Caritina Sáenz Vargas. Asimismo, Laura Elena Ledesma Romo cedería su curul a Maximino Fernández Ávila, dirigente del Partido Verde en Veracruz, nieto de Maximino Ávila Camacho y con el apoyo del gobernador Fidel Herrera; Carolina García Cañón le abriría las puertas de San Lázaro a Alejandro del Mazo Maza, vinculado a Enrique Peña Nieto e hijo de Alfredo del Mazo, ex gobernador del estado de México; Kattia Garza Romo dejaría su lugar a su esposo Guillermo Cuevas Sada, primo de la hija de Ricardo Salinas Pliego; y Mariana Ivette Ezeta Salcedo pasaría su estafeta a su hermano Carlos Alberto Ezeta Salcedo, ex consejero de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT).

El objetivo de estos últimos, repetir la historia, aquella con la que Javier Orozco Gómez, impulsor de la ley Televisa en la Cámara de Diputados, llegó al Senado hace tres años siendo suplente de Irma Ortega Fajardo, quien cumplía la cuota de género.

2 comentarios

Jordan Spizikes -

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Jordan 5 -

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