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Ricardo Rocha escribió éste artículo

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Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
10 de septiembre de 2009

¡No se rían, que es en serio!

Porque si creen que 2009 ha estado de la cachetada, no han visto nada todavía. Espérense a 2010 y ¡sálvese quien pueda!

México estará al revés. Al contrario de los países civilizados —como Chile y Brasil, pa’ no ir muy lejos—, donde bajaron impuestos para reactivar sus economías, aquí vamos a pagar más que nunca.

Para empezar, un IVA disfrazado de combate a la pobreza que nos exprimiría a todos —incluidos los pobres— 175 mil millones de pesos adicionales por consumo de cualquier cosa, incluidos alimentos y medicinas. También pagaremos más por depósitos en efectivo, ISR, gasolina, teléfono, celulares, tele restringida, cigarros, chelas, juegos y sorteos.

En cambio, el gobierno nos dora la píldora con dizque el cierre de tres secretarías en las que nadie sabe dónde quedarán las bolotas de traslados burocráticos de un lugar a otro. Eso sí, ofrecen reducir ¡5 % la estructura de mandos superiores! Cuando sabemos que es en esa burocracia de privilegio en la que se van los ríos de dinero.

Total, un seudosacrificio de nuestro hiperobeso gobierno de 218 mil millones, que más lo que apoquinemos entre todos y otros 60 mil millones de deuda completarán el horrendo hoyo negro de 374 mil millones para el 2010.

Para compensar, el doctor Carstens asegura que según sus cuentas esto garantizará tan sólo 3% de inflación y una cifra igual para el PIB. ¿Usted le cree al secretario de Hacienda? ¡Yo tampoco!

Menos mal que el mismo personaje reconoció que es un ajuste doloroso y difícil. Aunque no aclaró para quién. Porque:

A ningún genio del gobierno se le ocurrió, por ejemplo, una propuesta inteligente para aumentar la base gravable que ahora recae en apenas uno de cada tres mexicanos.

Tampoco se atreve nadie a cobrarles impuestos a los 194 mil 695 archiprivilegiados —0.18% de la población de este país— que juegan a tener 3 millones de millones 827 mil millones de pesos, que representan 32% del PIB y que no pagan un solo centavo de impuestos por sus gigantescas operaciones de compra venta de acciones. Mientras que a cualquier empleado, micros o pequeños empresarios o profesionistas Hacienda los tiene agarrados del cogote y amenaza con meterlos a la cárcel.

Nadie se atrevió tampoco a poner un hasta aquí a los grandes saqueadores del país. Como las gigantescas y rancias empresas que gozan de regímenes especiales de excepción y a los que les dejan de cobrar o les devuelven miles de millones en impuestos. Remember Banamex y Jugos del Valle, por citar sólo un par de ejemplos de la larga lista de cínicos evasores.

Y qué decir de que a ningún cobardón funcionario se le ocurrió siquiera por un instante pensar en declarar en moratoria los 40 mil millones de pesos anuales, que entre todos pagamos a los bancos extranjeros como producto del fraude del siglo llamado Fobaproa.

Nada, que la crisis de fuera y la descomposición de dentro la paguemos los mismos de siempre. ¿Cambio? ¿Cuál cambio? Puro más de lo mismo. Por eso la rabia crece y crece.

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