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Guillermo Fabela Quiñones escribió éste artículo

Guillermo Fabela Quiñones escribió éste artículo

Secuestro, el de los tecnócratas
2009-09-11


Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes…

Ni siquiera el extraño “secuestro” de un avión comercial mexicano, que movilizó durante todo el día a los medios electrónicos, hizo pasar a segundo plano el paquetazo económico con el que Felipe Calderón quiere, absurdamente, sacar al país de la pobreza extrema en que se debate. Tampoco el triunfo de la selección mexicana de fútbol, por la noche, contribuyó a desaparecer la zozobra que causó en la sociedad nacional el anuncio de las medidas fiscales con las que se pretende “favorecer” a los pobres de esta infortunada nación, desgobernada por una mafia voraz y atrabiliaria que no tiene empacho en provocar una catástrofe social sin parangón en América Latina

Al escuchar las declaraciones de los funcionarios responsables del área económica del gobierno de Calderón, no alcanza uno a comprender porqué ocupan esos puestos de tan alta responsabilidad. Según Ernesto Cordero Arroyo, secretario de Desarrollo Social, con el impuesto del 2 por ciento al consumo se podrá “retribuir” a los más pobres del país mucho más de lo que se les cobre al comprar sus alimentos y medicinas. Se pretende ampliar la cobertura del programa asistencialista Oportunidades en las ciudades, hasta cubrir a 6.5 millones de hogares. La cantidad que se obsequia a cada familia necesitada asciende a 665 pesos al mes. Por más que se les incrementara, su poder adquisitivo mermará por el aumento de los precios y por la espiral inflacionaria que tendrá que sobrevenir como efecto natural.
Para Cordero es “un logro” que se pueda incrementar el número de hogares atendidos, que actualmente suma más de 200 mil, a un total de 1.8 millones. O sea que, bajo su punto de vista, mientras más aumente la pobreza mejor se estarán haciendo las cosas. Cualquiera en su sano juicio supondría que mientras menos pobres hay en una nación, el gobierno está cumpliendo sus responsabilidades sociales con más eficacia y sentido humano y ético. Bajo la óptica de los funcionarios del gobierno federal, lo importante es que aumente la pobreza en el país, para ellos hacer su hipócrita tarea de ofrecer caridad a la población más necesitada, lo que al mismo tiempo permite chantajearla y orillarla a perder su dignidad.
El propio Carlos Slim ha dicho, en reiteradas ocasiones, que la única opción para salir de la pobreza es creando empleos y brindando oportunidades de desarrollo a los jóvenes. Pero haberlo dicho le significó ganarse la animadversión de Calderón y de sus secretarios, quienes para quedar bien con su jefe hasta se excedieron al descalificar al principal magnate del país. Es claro que en el “proyecto” de Calderón no cabe una tesis basada en el sentido común, pues sus objetivos no tienen nada que ver con el progreso real de México, sino simple y llanamente en asegurar que los privilegios de la oligarquía se mantengan inalterados.
Calderón pide la solidaridad de todos los mexicanos, sin embargo en los hechos el gobierno federal se deslinda de esta demanda. Así lo demuestra el gasto propuesto para la Presidencia de la República, el cual se incrementará considerablemente en todos sus rubros, hasta sumar mil 727 millones 562 mil 262 pesos, de los que casi la mitad, 478.4 millones serán para el Estado Mayor Presidencial, mientras que para el mantenimiento y operación de las aeronaves que utiliza Calderón se destinarán 294.4 millones de pesos. En cambio, a las universidades públicas se les pretende hacer recortes que, de llevarse a cabo, incidirán en una disminución de sus tareas básicas, cuando lo que urge es apuntalar su desarrollo, como lo han hecho las naciones del primer mundo, y con más decisión ahora que se presentó la crisis del modelo económico neoliberal.
A los maestros de las universidades públicas se les escatiman aumentos mínimos, cuando su función es básica para impulsar el progreso social, pero a la alta burocracia se le seguirán otorgando privilegios inmerecidos, como lo ejemplifica el que al pago de sus salarios se habrán de destinar casi 800 mil millones de pesos, el 43.5 por ciento del gasto corriente propuesto para el 2010. Así se confirma que el gobierno federal actúa en los hechos como una “casta divina”, muy alejada de las necesidades de una nación cada día más empobrecida y envilecida. Ahora sólo cabe esperar que no prospere, en la Cámara de Diputados, alguna “concertacesión” que dé al traste con la posibilidad de que no pase el paquetazo fiscal de Calderón. En caso de que sí pasara, las consecuencias no se harán esperar, y habremos de vivir por adelantado el infierno que se avecina para el 2010.

gmofavela@hotmail.com

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