¿Usted le cree a Uribe?
EU necesitaba un “héroe” que disputara a Lula o a Chávez el liderazgo en América Latina. No lo había podido crear. Calderón ha sido un fiasco, y sólo le quedaba Álvaro Uribe, el presidente de Colombia, quien cual Rambo sudamericano está dispuesto a invadir cualquier país en busca de los “enemigos de la democracia” para asesinarlos en bien de nuestro tradicional modo de vida cristiano y occidental.
La manera de inventar a ese “héroe” más que sencilla fue costosa; bueno, 20 millones de dólares pagados por los secuestrados de las FARC no parecen ser muchos si los comparamos con los resultados obtenidos. Pero decir que se pagó por la entrega de 14 rehenes, incluida a la colombo–francesa Ingrid Betancourt, no resultaba muy heroico que digamos; era una sucia transacción mercantil. Había que hacer algo que llenara las páginas de la prensa escrita, pero, sobre todo, que pudiera ser transmitido en horario estelar en la televisión de todo el mundo, tan dispuesta a contribuir a salvar al mundo de ideas extremistas. Y surgió la idea de un rescate audaz, limpio e irreprochable convertido de inmediato en hazaña mediática.
Ni hablar, Uribe ha elevado su popularidad; propondrá y logrará modificar la Constitución de su país para aspirar a un tercer periodo como presidente y seguramente ganará mostrando que hay neoliberalismo para rato. Como ve usted, 20 millones de dólares no son tantos si eso cuesta construir un “héroe” anticomunista.
La tortura
En su último informe sobre México, Amnistía Internacional calificó como desolador el panorama que presentaban los derechos humanos en nuestro país. Por supuesto, las protestas gubernamentales no se hicieron esperar, y trataron de descalificar la opinión de ese organismo no gubernamental.
Recientemente, sin embargo, se publicaron imágenes en los que se observa a elementos del Grupo Especial Táctico del municipio de León, Guanajuato, gobernado desde hace mucho por el PAN, torturar a algunos de sus compañeros bajo las instrucciones de un extranjero. Las explicaciones de las autoridades ante ese hecho resultan pueriles y olvidan que la tortura, en cualquiera de sus expresiones, y sin importar a quién se le aplique, está tipificada como delito del fuero común y del federal, y prescrita por la legalidad internacional en acuerdos signados por el gobierno mexicano.
Incluso la tortura está expresamente prohibida por la Constitución. En efecto, el primer párrafo del artículo 22 de la Carta Magna señala enfáticamente: “Quedan prohibidas las penas de mutilación y de infamia, la marca y los azotes, los palos y los tormentos de cualquier especie...”, así que esas escenas de tortura son la muestra de una flagrante violación a la legalidad y la vigencia del Estado de derecho, y evidencian de lo que es capaz la derecha para someter a la disidencia, si fuera el caso.
Este curso de tortura que se imparte en León por expertos extranjeros nos recuerda sin remedio que el gobierno de George Bush aprobó recientemente la legalidad de la tortura que se aplique a los ciudadanos de cualquier país a los que se considere “combatientes enemigos”, lo que les ha permitido mantener ilegalmente la cárcel de Guantánamo, donde la tortura y la detención prolongada sin juicio alguno son cosa común y los derechos humanos no cuentan para los prisioneros.
Ya la “guerra que se va ganando contra el narcotráfico” está llena de violaciones a los derechos humanos, y ahora resulta que las que las autoridades municipales de León, si es que son las únicas (ya vimos que no, que “en Michoacán también se cuecen habas”), no sólo toleran la comisión de tortura, sino que la propician ofreciendo cursos a sus policías para que la apliquen. El delito es flagrante, y ante la evidencia es mejor actuar ahora, antes de que la derecha proponga legalizar la tortura modificando alguna ley secundaria que la permita. En eso también son expertos los panistas.
Lo dijo Calderón
En una entrevista, el señor Felipe Calderón, a quien no podemos llamar presidente legal, pues se vayan a enojar los de IFE y digan que queremos desprestigiar al presidente legítimo, afirmó muy entusiasmado: “Enfrentar la adversidad del estancamiento económico internacional y el alza de precios fue demasiada mala suerte, pero eso hace la vida menos aburrida y la tarea de gobernar mucho más fascinante”, pues no nos queda más que celebrar el que todavía haya empleos fascinantes y con temas tan divertidos como la catástrofe económica y el hambre de millones.
Ya se buscó en la lista
La fortuna personal acumulada de apenas 39 mexicanos suma 135 mil millones de dólares, equivalentes al 12.3 por ciento del PIB del país. El más rico entre los ricos, ya sabe usted, es Carlos Slim; la segunda riqueza más grande en el país es la de la familia Larrea, propietaria de la empresa minera Grupo México, exacto, los de Pasta de Conchos, ya imaginará usted cómo ha logrado esa familia ser de las más ricas del país y, en tercer lugar está Ricardo Salinas Pliego, sí el de Televisión Azteca y las tiendas Electra, la de los pagos chiquitos, empresa que ha mostrado que sí es negocio explotar a los pobres.
Opinión de peso
Pues ahora dice Agustín Carstens, a quien se acusa de ser el responsable del 60 por ciento de los gases contaminantes emitidos a la atmósfera, que ni la reforma que propone el señor Calderón podrá resolver los problemas de Pemex, y que éstos seguirán por 20 o 30 años más. Se me hace que, de buena fe claro, nos quieren quitar un peso de encima y convencernos de que, para bien de México, lo mejor que se puede hacer es privatizar la paraestatal y dejar que el buen capital privado cargue con los problemas y las bajas ventas de Pemex.
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