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Artículo de Ricardo Andrade Jardi

Artículo de Ricardo Andrade Jardi
Y peor será si seguimos por este camino
 
Ricardo Andrade Jardí


“Hay que ponerse en los zapatos del pueblo”, les rebuzna el usurpador fecal a su camarilla de secretarios de estado, y acertadamente La Rayuela del periódico La Jornada pregunta: “¿Y sabrán en las altas esferas que millones de mexicanos ni siquiera tienen zapatos?”
Parece intrascendente el hecho, pero en estas dos oraciones, la del usurpador y la pregunta de La Jornada, se entretejen los dos imaginarios que nutren al bananero México de la usurpación chatarra.
Mientras cientos de miles de personas pierden el empleo o se encuentran en la incapacidad económica de adquirir zapatos, los altos funcionarios de desgobierno siguen percibiendo sueldos estratosféricamente inmorales, desangrando al erario público, al tiempo que los asambleístas del DF, se otorgan un “bono” de 600 mil pesos como recompensa por sus incapacidades representativas.
Y la inmoralidad no es sólo de los asambleístas. Baste recordar a Beltrones proponiendo los fondos de pensiones como amortiguador para sobrellevar la crisis financiera global. Curioso que no se le ocurra presentar una iniciativa donde los sueldos del Legislativo y del gobierno federal sean el amortiguador de esa crisis, faltaba más. Porqué pensar que la clase política debe estar a la altura de las circunstancias, si, en nuestra moderna historia, jamás lo ha estado, porqué suponer que habría un acto de sensibilidad de los legisladores federales o locales para, por una legislatura, no auto-otorgarse “premios” inmorales, ¿por qué los de hoy serían diferentes a los da ayer?
Son muchos años de priísmo y de cinismo de opresiones y de carencias éticas, sumados a unos 25 años de neoliberalismo, que pueden resumirse en cinco lustros de agandalle empresarial de paraísos fiscales para grandes corporaciones, aunado al desmantelamiento de las industrias paraestatales más rentables.
De desestatización de la ganancia y estatización de las pérdidas son años de la más decadente programación telebasura; de los abusos de poder, por dinero, de los mega fraudes de particulares que terminan siendo mega “rescates” sociales, años de corporativismo sindical al servicio de las cúpulas empresariales, del desmantelamiento ético y científico de la educación en todos los niveles, de la cancelación de los debates universitarios y la implantación de la “verdad universal del mercado y la competitividad”, del éxito a cualquier precio, de la anulación de todo proceso colectivo en fomento del beneficio particular.
Pero son también años de una política económica criminal que disfrazada de democracia ha cometido los peores crímenes contra la humanidad. Años de un “crimen organizado” a merced de la IMPUNIDAD institucional que hoy reproduce una violencia inaudita e imparable; años de políticas económicas que han empobrecido a millones de personas y han permitido el abandono asistencial de la salud pública en beneficio de la rentabilidad y la rapiña médica y el irresponsable y acelerado deterioro medioambiental hasta puntos de riesgo sin solución posible, han generado la explotación esclavista, en inmensidad de países a los que se les obligó, en aras “del progreso”, a abandonar el campo, convirtiendo a millones de campesinos en mano de obra barata, en maquila, cientos de miles de niños que son arrojados al mercado laboral sin ninguna garantía de ley, mientras los legisladores, en otrora representantes del pueblo, se otorgan millonarias recompensas o le ponen precio a los votos de la ignominia, para legalizar los despojos patrimoniales de los pueblos a los que dicen representar o más bien para “salvar” sus privilegios frente a la catastrófica barbarie financiera que se nos avecina.
Es evidente que Fecal y la actual clase política de México no puede enfrentar ni la violencia, de la que son parte, ni el derrumbe financiero del que son muy responsables, es urgente lograr que se vayan todos, sólo así tendremos, la ciudadanía, la oportunidad de construir algo mejor, un rumbo distinto, peor que lo que nos ofrecen ellos ya no puede ser, pero sí puede ser peor si seguimos por la senda de este criminal capitalismo.

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