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Artículo de Jaime Ornelas Delgado

Artículo de Jaime Ornelas Delgado
 

 TENDAJÓN MIXTO  

¡Crisis!

 
JAIME ORNELAS DELGADO

El mundo está, sin duda, frente a la primera gran crisis del capitalismo en el siglo XXI, y esto exige la necesaria reflexión sobre sus orígenes y su impacto, así como una revisión histórica para asomarnos a su posible solución.

Con las dos grandes crisis del siglo XX surgieron nuevas modalidades del desarrollo capitalista. De la crisis general de 1929–33, surgió la estrategia de la industrialización sustitutiva de importaciones con un gran protagonismo del Estado. En cambio, con el agotamiento de la modalidad estatista a fines de la década de los 70 del siglo pasado se iniciaron los cambios estructurales de orientación al mercado guiados por el decálogo impuesto por el Consenso de Washington.

Hoy, es necesario comprender que el mercado no es la solución a la crisis sino el problema real. Y si como se ha visto, los mercados son incapaces de autoregularse y si más bien, por el contrario, su desregulación es capaz de provocar una crisis de la magnitud de la actual, podemos decir que la solución a la crisis actual, en México como en el mundo, no está en el sector financiero, sino en la economía real, en el control social del mercado (el de mercancías y el financiero) y de los recursos productivos a disposición de la sociedad.

En esta línea, es preciso detener el deterioro salarial y eso, como la necesidad de impulsar el gasto público comprometido con las prioridades sociales o el reordenamiento de la política fiscal y monetaria, lo cual, en pocas palabras, pasa por desplazar la modalidad neoliberal y arrojarla al basurero de las pesadillas sociales.

En todo caso, el llamado “Acuerdo Nacional a favor de la Economía Popular y el Empleo”, presentado en sociedad a principios de enero de este año, muestra con alguna nitidez que el gobierno federal sigue sin comprender la gravedad de la crisis, ni las causas de la misma.

No entiende el gobierno, o no quiere entender, que la crisis en México deriva de nuestra enorme dependencia hacia la economía estadounidense y del fundamentalismo que insiste en que el mercado debe y puede resolver de manera suficiente y satisfactoria los problemas que él mismo ha creado a la economía nacional.

Hay que reconocer; sin embargo, que la dependencia sólo disminuirá en la medida que se fortalezca y expanda el mercado interno. Con un merado interno sólido y en crecimiento, la producción nacional dependerá cada vez menos de lo que suceda en la economía de Estados Unidos.

De la misma manera, todos los instrumentos y las políticas de que dispone el Estado deben sumarse y orientarse al único propósito de promover el crecimiento económico y el desarrollo social pues no hay razón para pensar que con el tiempo, permitiendo el libre funcionamiento del mercado, los frutos del crecimiento se filtren hacia abajo, por goteo, beneficiando a toda la población. Nunca ha ocurrido, en ningún tiempo ni en ninguna parte. No tiene sentido, ni solidez el plantear que primero hay que crecer y después distribuir. Por el contrario, hay que distribuir creciendo.

No se trata, entonces, como lo propone el gobierno federal, de tan sólo hacer frente a la crisis, hay que aprovecharla para romper en definitiva con el neoliberalismo y sustituirlo por un nuevo modelo donde el desarrollo no sea producto de una política social de carácter residual, sino que por el contrario sea el centro de la política económica. Pero, sin duda, eso es mucho pedir a un gobierno más dispuesto a mantener la modalidad neoliberal que a sustituirla por la economía social de mercado.

Por su parte, para quienes demandan el abandono del neoliberalismo y su actual crisis, la situación presente ofrece la oportunidad de luchar por cambiar a fondo el modalidad de desarrollo que ha ordenado la marcha de la economía del país en las últimas tres décadas.

Se trata de diseñar un nuevo modelo, donde se alcance un adecuado equilibrio entre Estado y mercado, situación que deberá traducirse en un nuevo ciclo de desarrollo  apuntalado por un a nueva economía en expansión. Eso nos ayudaría a comprende, lo que los neoliberales no pueden comprender, que la actual no es sólo una época de cambios sino que es, primordialmente, un cambio de época.

 

Hágame usted el... favor...

Ayer, 4 de marzo, pasó a ser octogenario el PRI. Hace 80 años mientras el Partido Nacional Revolucionario, como se llamaba entonces, elegía en Querétaro a su primer candidato a la presidencia de la República (Pascual Ortiz Rubio), los  generales obregonistas se levantaban en armas contra Plutarco Elías Calles, a quien responsabilizaban de la muerte del caudillo. Los resultados: se consumo el primer gran fraude electoral que dio inicio a 70 años de hegemonía de los “gobiernos emanados de la Revolución”, y ocurrió la primera represión contra sectores que también habían participado en la lucha armada... Ahora resulta que es lo mismo dirigir el IMSS que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes... Todólogos... Y hablando de renuncias, ¿cuándo le toca a Calderón presentar la suya? Eso sí solucionaría buena parte de los problemas del país.       

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