Artículo de Susana Rappo

Recesión, ¿hasta cuándo?

 

SUSANA RAPPO

Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) confirman día a día que los pronósticos sobre la caída del comportamiento de la economía mexicana fueron conservadores, la recesión es mucho más grave de lo estimado, incluso teniendo como soporte principal las propias cifras oficiales.

El estallamiento de la crisis inmobiliaria y financiera en Estados Unidos como forma de expresión de una crisis general del sistema global capitalista, sólo pudo ser minimizada por funcionarios gubernamentales como los que padecemos, que además de mantenerse inmobilizados frente a los acontecimientos mundiales, contribuyeron a la paralización del país, por un problema que quizás grave como la influenza, pudo ser atendido manteniendo la alerta sanitaria entre la población, pero con un país en marcha.

Esta semana la información de INEGI, reporta que la caída del Producto Interno Bruto a nivel nacional en el segundo trimestre de 2009, es decir de abril a junio, fue en términos reales de menos 10.3 por ciento, considerando el aumento de los precios implícitos del producto en un 3 por ciento. Si la consideración del incremento de los precios fuera mayor, la caída del producto tendería a agravarse.

En consecuencia, la afectación en el empleo se da de manera directa, la comparación anual muestra un incremento tanto en la tasa de desocupación como en la de subocupación en julio de este año con relación al mismo mes del año anterior (6.12 por ciento vs. 4.15 por ciento y 8.3 por ciento vs. 7.4 por ciento, respectivamente).

Una parte  de esa caída responde a la contracción  del mercado interno y otra  a la reducción de la demanda externa, ya que un segmento del producto, alrededor del 30 por ciento depende de las exportaciones y la caída de de las mismas ha sido significativa. Según Inegi, las exportaciones totales presentaron una disminución anualizada de menos 34.7 por ciento, originadas por la reducción de 51.2 por ciento de las exportaciones petroleras y de 30.2 por ciento de las no petroleras. Al igual que las exportaciones, las importaciones también se redujeron, la relación entre importaciones y exportaciones es directa, ya que la estrategia de muchas empresas asentadas en territorio nacional y en el marco de una economía abierta, se asocia a encadenamientos globales, que arroja como consecuencia un gran comercio intrafirmas, ejemplo de ello es la industria automotriz, donde 80 por ciento de los vehículos comercializados internamente se producen en otros países y donde las producciones ensambladas en el país, se destinan no sólo al abastecimiento del mercado interno sino a la exportación.

La contracción de los ingresos petroleros impacta directamente en las finanzas públicas, al mismo tiempo que la recesión económica tiene un efecto negativo en la recaudación fiscal.

Por donde uno le busque, la situación  adversa se deja sentir y la desconfianza de la población con recursos en las instituciones y en la economía mexicana se expresa en la salida de capitales, según la última información del Banco de México, en el primer semestre del año se depositaron en cuentas bancarias del exterior recursos de empresas, bancos y particulares alrededor de 14 mil 500 millones de dólares, lo que apuntala al dólar en detrimento del peso