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Guillermo Fabela Quiñones escribió éste artículo

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Secuestro, el de los tecnócratas
2009-09-11


Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes…

Ni siquiera el extraño “secuestro” de un avión comercial mexicano, que movilizó durante todo el día a los medios electrónicos, hizo pasar a segundo plano el paquetazo económico con el que Felipe Calderón quiere, absurdamente, sacar al país de la pobreza extrema en que se debate. Tampoco el triunfo de la selección mexicana de fútbol, por la noche, contribuyó a desaparecer la zozobra que causó en la sociedad nacional el anuncio de las medidas fiscales con las que se pretende “favorecer” a los pobres de esta infortunada nación, desgobernada por una mafia voraz y atrabiliaria que no tiene empacho en provocar una catástrofe social sin parangón en América Latina

Al escuchar las declaraciones de los funcionarios responsables del área económica del gobierno de Calderón, no alcanza uno a comprender porqué ocupan esos puestos de tan alta responsabilidad. Según Ernesto Cordero Arroyo, secretario de Desarrollo Social, con el impuesto del 2 por ciento al consumo se podrá “retribuir” a los más pobres del país mucho más de lo que se les cobre al comprar sus alimentos y medicinas. Se pretende ampliar la cobertura del programa asistencialista Oportunidades en las ciudades, hasta cubrir a 6.5 millones de hogares. La cantidad que se obsequia a cada familia necesitada asciende a 665 pesos al mes. Por más que se les incrementara, su poder adquisitivo mermará por el aumento de los precios y por la espiral inflacionaria que tendrá que sobrevenir como efecto natural.
Para Cordero es “un logro” que se pueda incrementar el número de hogares atendidos, que actualmente suma más de 200 mil, a un total de 1.8 millones. O sea que, bajo su punto de vista, mientras más aumente la pobreza mejor se estarán haciendo las cosas. Cualquiera en su sano juicio supondría que mientras menos pobres hay en una nación, el gobierno está cumpliendo sus responsabilidades sociales con más eficacia y sentido humano y ético. Bajo la óptica de los funcionarios del gobierno federal, lo importante es que aumente la pobreza en el país, para ellos hacer su hipócrita tarea de ofrecer caridad a la población más necesitada, lo que al mismo tiempo permite chantajearla y orillarla a perder su dignidad.
El propio Carlos Slim ha dicho, en reiteradas ocasiones, que la única opción para salir de la pobreza es creando empleos y brindando oportunidades de desarrollo a los jóvenes. Pero haberlo dicho le significó ganarse la animadversión de Calderón y de sus secretarios, quienes para quedar bien con su jefe hasta se excedieron al descalificar al principal magnate del país. Es claro que en el “proyecto” de Calderón no cabe una tesis basada en el sentido común, pues sus objetivos no tienen nada que ver con el progreso real de México, sino simple y llanamente en asegurar que los privilegios de la oligarquía se mantengan inalterados.
Calderón pide la solidaridad de todos los mexicanos, sin embargo en los hechos el gobierno federal se deslinda de esta demanda. Así lo demuestra el gasto propuesto para la Presidencia de la República, el cual se incrementará considerablemente en todos sus rubros, hasta sumar mil 727 millones 562 mil 262 pesos, de los que casi la mitad, 478.4 millones serán para el Estado Mayor Presidencial, mientras que para el mantenimiento y operación de las aeronaves que utiliza Calderón se destinarán 294.4 millones de pesos. En cambio, a las universidades públicas se les pretende hacer recortes que, de llevarse a cabo, incidirán en una disminución de sus tareas básicas, cuando lo que urge es apuntalar su desarrollo, como lo han hecho las naciones del primer mundo, y con más decisión ahora que se presentó la crisis del modelo económico neoliberal.
A los maestros de las universidades públicas se les escatiman aumentos mínimos, cuando su función es básica para impulsar el progreso social, pero a la alta burocracia se le seguirán otorgando privilegios inmerecidos, como lo ejemplifica el que al pago de sus salarios se habrán de destinar casi 800 mil millones de pesos, el 43.5 por ciento del gasto corriente propuesto para el 2010. Así se confirma que el gobierno federal actúa en los hechos como una “casta divina”, muy alejada de las necesidades de una nación cada día más empobrecida y envilecida. Ahora sólo cabe esperar que no prospere, en la Cámara de Diputados, alguna “concertacesión” que dé al traste con la posibilidad de que no pase el paquetazo fiscal de Calderón. En caso de que sí pasara, las consecuencias no se harán esperar, y habremos de vivir por adelantado el infierno que se avecina para el 2010.

gmofavela@hotmail.com

Alvaro cepeda Neri escribió éste artículo

Alvaro cepeda Neri escribió éste artículo

Inseguridad, hambre y desempleo desesperan al pueblo
2009-09-11


Por Alvaro Cepeda Neri

Conjeturas

Ahora que desde el Senado de la República se ha tratado de contener al mal gobierno panista-calderonista, con perspectiva histórica comprendemos, cómo durante 500 años se mantuvieron la paz social, estabilidad política y gobernabilidad económica (en un clima de duras discusiones senatoriales y libertades públicas) de lo que fue la Roma Republicana que mantuvo a buen control a los aspirantes a césares, es decir, a los autócratas de entonces.

Y mucho ha logrado como contrapeso del inservible presidencialismo en manos de Calderón quien no atina a mantenerse, aun con su propaganda en anuncios de radio y televisión, en el recogimiento de su pecado político: la vanidad de estar en el primer plano, cuando debería estar escondido.
En su fiesta y con los invitados que le siguieron el juego de querer sacarle la vuelta al Congreso General reunido para la apertura de sesiones, dictó su mensaje plagado de irrealidades, ya que sus planteamientos no tendrán oportunidad de realizarse cuando el final de su sexenio cesarista se adelantó y sólo le queda hacer cambios a la Lampedusa (“cambiarlo todo, de tal manera que todo quede igual”... o peor).
Y sin siquiera completar el lema aquel del cuando el circo romano, pues en lugar de pan, seguridad y empleo, sólo ha dado “PAN” y lleva a su partido al desastre electoral continuando los abusos, corrupción e ineficacia del loquito de Fox.
No son fantasmas, ¡qué más quisiéramos!, los millones de despedidos (más la amenaza de echar a la calle a burócratas) con motivo de la reducción de costos en las empresas que no han cerrado. Y que no han encontrado espacios dentro de la población formalmente activa, en nuestra deteriorada economía.
Empresarios e inversionistas que tanto aplaudieron la forzada llegada de Calderón, al poco tiempo lo abandonaron y esperan la llegada a la Presidencia de una cabeza política, de un conductor de la política económica. Que implante seguridad empezando por prevenir los delitos, en lugar de atizar el fuego del narcotráfico y del resto del hampa, con acciones militares y policíacas que capturan a un presunto narco, un delincuente común, un secuestrador... pero violentan los derechos humanos de la población civil que nada debe.
Millones de mexicanos son presas del hambre, pues desempleo, falta de inversiones y mal gobierno, apuran el alza de los productos de primera necesidad ante su escasez por la falta de producción interna, más lo que cada año resulta más caro: comprar granos en el mercado internacional.
Inseguridad, hambre y desempleo son los flagelos de la sociedad. Somos una Nación pobrísima y el gobierno calderonista sólo propone aumentar impuestos y crear otros, mientras en Los Pinos los calderonistas consumen 300 kilos de tortillas, compran boletos para asistir al circo por un millón de pesos (el suyo: “PAN y Calderón”, es aburrido) y hacen fiestas de cumpleaños al inquilino. Todo eso genera desesperación social y se multiplican los síntomas de inconformidad.

cepedaneri@prodigy.net.mx

Gilberto Balam Pereira escribió éste artículo

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Orates nos mal gobiernan
2009-09-11


Gilberto Balam Pereira

Fox, García Luna, Mario Marín, Fecal y sus subordinados secuestradores

Un gobierno que es consciente de sus fracasos y debilidades es capaz de inventar toda clase de argucias con tal de distraer la atención pública pretendiendo alejarla de los problemas. Pero ya ni los ciudadanos más sencillos creen en las mitomanías que los secuaces del gabinete le inventan a su ilegítimo presidente con tal de recuperar imagen mediática. Es patética la situación de Fecal después de la abatanada que le dieron a su partido el pasado 5 de julio, al grado de urdir ahora fantasías de un esquizofrénico, contratado secuestrador de una aeronave poniendo en riesgo a decenas de pasajeros. Es este el estilo de cooperar de otro funcionario orate colega de Fox, el enfermo García Luna, quien junto con Fecal merecen pena colectiva de cárcel.

Se han dado ya muchas pruebas de que a estos gobernantes no les interesa la vida humana, de lo que han dado cuenta muchos defensores de los Derechos Humanos.
Es patética la posición política del espurio. A unas pocas horas de la entrega de su III Informe malgasta el tiempo en spots televisivos que nadie le cree, que no son otra cosa que cápsulas propagandísticas de falaces y supuestos avances de obras de infraestructura, empleo, salud y apoyos tributarios, “Todos los niños que nazcan en mi régimen estarán protegidos en su salud y alimentación. Para eso está fortaleciéndose el Seguro Popular”, Con la pertinente aclaración señor DON ILEGÍTIMO que este mal llamado servicio ni es Seguro y menos Popular; es una soberana porquería por sus ineficiencias generales. Es la misma cantaleta de campaña de hace tres años. Con la diferencia de que ya no se está en campaña DON PELELE sino ya en cuenta regresiva, brevedad del tiempo como para esperar recuperaciones. ¡Se le acabó el veinte, DON ESPURIO y a su partido también!
Trata también de llamar la atención este señor DON FECAL despidiendo a tres de sus secretarios de gabinete, como si fueran los únicos exclusivos responsables de la debacle en el campo y en la seguridad pública en el país. Sería también como despachar a los secretarios de Economía y del Trabajo por encontrarse de cabeza la seguridad de la economía y del empleo en el país. No DON FELI-PILLO. Estamos en la crisis más profunda de que se tenga memoria, no a causa de dos o tres infelices y mediocres burócratas, que nunca hicieron nada. Todo el mundo conoce ya las causas de la maltrecha economía de mercado en que ha sumergido el bienestar de los mexicanos y a la que se han plegado nuestros gobiernos neoliberales. Agréguese el desastroso manejo de la epidemia de influenza, la caída severa de los precios del petróleo y la indiferencia a la atención de fenómenos naturales –sequía, inundaciones. De todo esto se exime de culpabilidad el gobierno de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús. Y con elocuente cinismo se atreve a asegurar, que ahora sí se acuerda de los pobres que son ahora la prioridad de su gobierno. Con sus palabras favoritas “lo lograremos con toda la fuerza del Estado”. Pero nada, no ha logrado nada.
Veremos qué logra en sus concertacesiones con los priístas y perredistas de la nueva Legislatura. Porque esa supuesta oposición del PRI siempre trae tufo de cuento chino. Por de pronto, las corrientes tribales de Paredes, Beltrones y Peña Nieto comienzan a discutir estrategias y alianzas para ir a la cargada con sus búfalos. Ni a qué partido creerle. Con razón el prestigio de los partidos anda por los suelos

Manuel Bartlett Díaz escribió éste artículo

Manuel Bartlett Díaz escribió éste artículo

Manuel Bartlett Díaz

El presidente Calderón llegó menguado a su tercer Informe. Electoralmente derrotado, en shock económico, finanzas quebradas, deprimido, desarmado. Pero estaban las televisoras para rescatarlo, no hay más verdad que la que fabrican. Manos a la obra: campaña previa, spots, mensajes personales hasta la náusea. Set televisivo en el Palacio Nacional imitando al Congreso, telepronter, aplausos inducidos, oratoria grandilocuente. Después, más spots, maratón de entrevistas ya cansinas, talk show en remate lastimoso. Recuperó el escenario, no la nación.

Para recuperar su poder deslavado tendría que rescatar al país de sí mismo, de la orientación que le impuso, de los intereses dominantes. Su llamado a cambiar de fondo como única alternativa se concreta en un decálogo que reproduce, sin imaginación, temas incumplidos del Plan de Desarrollo: frenar la pobreza, ahora sí, con toda la fuerza del Estado; cobertura nacional de salud, ¿con el IMSS quebrado?; educación de calidad, por favor; finanzas públicas, veremos; nuevos cambios en energía, ¿privatización total?; telecomunicaciones, ¿competencia contra su asociado duopolio?; laboral, ¿flexibilizar los despidos?; regulación base cero, ¿más dominio privado?; vencer al crimen, vamos ganando; reforma política, de sufragio efectivo a democracia efectiva, ¿2006?
Sin embargo, comentarios apoyados en las frases retóricas presentan el Informe como si fuera un auténtico programa integral de cambios de fondo, radicales, pero sin sustento en los planteamientos de Calderón.
Y ante ese Calderón reformador, autocrítico, decidido, pasan a dudar de que, aun con su buena voluntad, pueda lograrlo, porque el PRI —dicen—, que sólo busca la Presidencia, no va a apoyar reformas que, aunque urgentes, irriten a sectores sociales influyentes, como impuestos, o polaricen, dividan y afecten a sindicatos de trabajadores o patrones. Algunos más sutiles escriben que la —inexistente— “ambiciosa agenda de reformas” que pudo haber hecho el PAN antes la hace ahora para culpar al PRI de oponerse.
Por lo pronto, el espectáculo montado por los operadores mediáticos ha difundido al máximo la imagen de Calderón dispuesto a salvar al país, no importa que él lo haya hundido. La manipulación es poderosa. Se inventa una determinación de cambio de ruta que no existe, frente a un PRI opositor mezquino. El Calderón reformador que pintan es falso, nada indica en su decálogo que esté dispuesto a desatender a los intereses que representa, sin lo cual no habría cambio.
Por otro lado, el PRI que pintan, de Beltrones, Rojas, Beatriz Paredes y acompañantes, es igualmente falso, porque si bien están desatados por hacerse de la Presidencia, no van a apoyar las decisiones que supuestamente propondría Calderón porque son dependientes de los mismos intereses, ni uno ni los otros tocarán los poderes que los sostienen. Los analistas olvidan que esa cúpula “priísta” neoliberal ha cogobernado con este gobierno tres años, más seis de Fox; son igualmente responsables del colapso del país, del empobrecimiento, de la pérdida de soberanía económica y política, son socios, se han jactado de ello. Ya fueron uno por uno a confortar a Calderón. Se declaran dispuestos a colaborar con el decálogo, que es lo mismo, porque han colaborado en lo mismo; o sea, es la misma colaboración. Por eso es infundada la duda interesada de que tal vez sean ellos quienes impidan “el gran viraje”.
La única posibilidad de cambio es el cambio del modelo económico. Y no lo habrá mientras el PRI siga manejado por una claque dependiente de ese modelo. Grupo que en lugar de ser oposición ha integrando el PRIAN, partido cártel asociado en la repartición de poder y beneficios para las cúpulas. Sacudirse a la claque es un imperativo. El PAN también tiene la suya.
mbartlett_diaz@hotmail.com
Ex secretario de Estado

Marta Lamas escribió éste artículo

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La santa indignación

MARTA LAMAS

A México le urge tener una ciudadanía protestadora. Frente a los manejos sucios de muchas figuras políticas, y cuando los partidos muestran una patética y denigrante reiteración de corrupciones con tal de ganar las elecciones, los ciudadanos manifiestan su decepción o indiferencia. Pero la ciudadanía, frustrada por la falta de expectativas políticas, pocas veces elige la incómoda vía de protestar públicamente. Por eso los ciudadanos resultamos más que los destinatarios del desastre político: también somos sus principales sostenedores. Es cierto que  faltan  espacios para la reflexión colectiva y para un debate público que recoja las inquietudes y propuestas de la ciudadanía. Pero también hay otra cosa, algo así como una dificultad cultural para expresar públicamente la indignación que se siente. En mi familia extranjera se habla de “la santa indignación” para referirse a un enojo legítimo que impulsa a una acción. ¿Por qué los mexicanos, en lugar de expresar  la “santa indignación”,  nos callamos y tragamos el coraje?
La semana pasada, en estas páginas, Denise Dresser, en su Llamado a hablar mal de México, citó “el apabullante silencio de la gente buena”. Dresser criticó la resignación nacional y armó un alegato sobre “vivir generando incomodidad” y “diciéndoles a los demás lo que no quieren oír”. Según ella, “el  ciudadano crítico debe poseer una gran capacidad para resistir las imágenes convencionales, las narrativas oficiales, las justificaciones  circuladas por televisoras poderosas o presidentes porristas”. Es evidente que existen grandes obstáculos para la  manifestación de la crítica ciudadana. Entre ellos encuentro una especie de mordaza cultural ante la protesta. Sin duda, el pensamiento crítico es la actitud más avanzada en el orden del pensar: es lo que puede permitir a cada persona entender y, por ende, decidir la forma más adecuada de accionar, o de abstenerse de accionar, en cada momento y en todos los aspectos de su vida. Pero hoy, en nuestro país y especialmente en las circunstancias que estamos viviendo, el motor que alienta la crítica pública –la “santa indignación”– parece ausente.
Durante siglos, la cultura mexicana ha transmitido el mensaje de que “el que se pelea pierde”. Estamos rodeados de recomendaciones sobre “fingir demencia”, “hacernos guajes”, “darle la vuelta a las cosas”. El “no te metas”, como mandato implícito o explícito, es un fuerte formador cultural, y como los mandatos culturales se transmiten con una carga afectiva, pocos ciudadanos pueden eludirlos. Por si fuera poco, ¿quién educa valorando la rebeldía crítica?
Es ingenuo suponer que tanto los políticos como los ciudadanos podrán defender las ventajas de la democracia y el respeto a la pluralidad mientras la vida cotidiana se desarrolle en un contexto en el cual “el que se pelea pierde”. Hay que aprender a pelearnos bien, a debatir y a dirimir diferencias. Eso implica transformar nuestra lógica cultural. Para desarrollar el pensamiento crítico de las nuevas generaciones no basta con enseñarles a contrastar los intereses y necesidades concretas y actuales de los ciudadanos con las propuestas políticas; es indispensable estimularles la crítica a la autoridad y a lo establecido. Y también hay que ver a la indignación y al “hablar mal de México” como bases de una ética de la responsabilidad ciudadana.
Todo mundo sabe que para enfrentar la indiferencia o el malestar ante la política se necesita una participación ciudadana plural, informada y con un componente deliberativo y crítico. Pero a veces se olvida que, sobre todo, se requiere reconocer que la política tiene dos lados: nosotros y ellos. Y sólo hablar de “ellos”, los políticos, versus “nosotros”, los ciudadanos, oscurece nuestra responsabilidad. Nosotros, los ciudadanos, también tenemos que ver con este deterioro de la política. La ausencia de una protesta ciudadana sólida y constante, que dé seguimiento y critique a nuestros representantes y servidores públicos, también provoca el asco político que estamos viviendo. La inexistencia de una verdadera contraloría social (y no estoy proponiendo una nueva instancia burocrática, sino una actitud) limita la posibilidad de que nuestros gobernantes y legisladores rectifiquen línea y acciones políticas. Los ciudadanos estamos reducidos a hacer valer nuestro “poder” cada tres y cada seis años. Y aún así, en esas fechas emblemáticas hemos sido poco consistentes a la hora de ejercer ese poder, dejándonos llevar por la seducción mediática o las lealtades afectivas en vez de realizar una revisión crítica de la trayectoria política de los candidatos. Por eso sólo en contadas ocasiones surge un ¡Basta ya! que logra dar un vuelco a los pronósticos electorales.
La relación entre indignación y actitud crítica no se da automáticamente; hay que construirla. Para lograr que el pensamiento crítico se vaya convirtiendo en una herramienta común, vigente en cada instancia social, hay que empezar a ejercitarlo con uno mismo. Hay que poner en duda los propios puntos de vista, valores, ideas y prejuicios. La autocrítica es personal y también nacional: la de nuestra sociedad, nuestro sistema político y nuestra cultura. Hay que decir lo que está mal, lo que falta, lo que no nos gusta. Por eso una de las consecuencias más positivas del pensamiento crítico es que alienta el cambio. Y eso queremos, ¿o no?

Marcela Gómez Zalce escribió éste artículo

Marcela Gómez Zalce escribió éste artículo

Información: la verdadera amenaza

A Puerta Cerrada

Marcela Gómez Zalce

  • 2009-09-11•Política

• ¡¿Y los protocolos, apá…?!
• De fondos y fallas…

Para Frank con cariño
y solidaridad

Los delitos que tienen éxito, mi estimado, son tan aplaudidos como la misma virtud. Arriesgado fin de semanita con el paquetón fiscal, el jaloneo del reparto de Comisiones en el Congreso y el cada vez más extraño acontecimiento sobre el avión de Aeroméxico secuestrado por un pastor-cantante-terrorista, que con dos latitas de Jumex elevó las alertas domésticas e internacionales y que gracias a Genaro García Luna (aplausos), con sus violaciones a las más básicas normas del protocolo en casos de aviones secuestrados, el show tuvo audiencia espectacular… con elevados índices en el descrédito internacional y… doméstico.

En el colmo de elevar los costos en materia de seguridad nacional para México (y el resto de los países que llegan a ese bellísimo destino turístico en Quintana Roo), y para el (des)gobierno de su jefe, el titular de la SSPF admitió una falla de detección en el aeropuerto de Cancún —como le comenté ayer en este espacio— al permitir que un sujeto abordara el avión con un artefacto en su maleta de mano que ¿no fue detectada? por los Rayos X, señalando la responsabilidad de las empresas de seguridad privada que joden al viajero hasta por un corta uñas, yes?

La temeraria declaración de Genarito puede desencadenar una serie de medidas, desaprobaciones, revisiones, modificaciones y reglas por parte de la comunidad internacional que, con la experiencia de la tragedia ocurrida en las Torres Gemelas de Nueva York que hoy cumple un aniversario más y que cambió al mundo, toma muy en serio cualquier tipo de amenaza sobre bombas o posibles amenazas en aerolíneas hacia importantes destinos internacionales.

En el cada vez más sugestivo caso del pastor secuestrador, se van elevando un sinnúmero de puntillosas dudas sobre el procedimiento que se llevó a cabo para un vuelo en el cual, antes de aterrizar se sabía de la existencia de un estupendo artefacto según la cronología mediática de los hechos... porque la oficial, of course, brilla por su ausencia.

De ser así, ¿por qué se le permitió el aterrizaje en el aeropuerto y no se le desvió, por ejemplo, a una base militar, activando de inmediato el protocolo a seguir...? ¿Por qué el perímetro de seguridad fue sistemáticamente violado por una cargada de cámaras y medios, si había un porcentaje elevado de riesgo…? ¿Por qué se detuvieron a ocho pasajeros, si sólo un actor fanático representaba un riesgo...? ¿Por qué, literalmente, se pasearon primero ante las cámaras los presuntos detenidos en lugar de internarlos de inmediato en el vehículo federal…? ¿El avión no representó en ningún momento un riesgo importante como para que Calderón suspendiera de inmediato su agenda de giras…?

Porque dedicarle unas cuantas frívolas frases al delicado suceso, my friend, dijo todo del mentado fondo y del valiente ánimo presidencial, ¿no le parece...? Eso, y el curiosito bloqueo —cuando medio México se paseaba hasta por debajo de las turbinas— del personal de la PGR sugiere que la SSPF no quería ¿extraños husmeando…?

El numerito merece —más allá del monumental descrédito ciudadano ante el hecho que fue percibido como otra de las producciones García Luna para sofocar la producción de La Tuta y/o el impuesto del 2%— un puntual escrutinio de fondo. Una sesuda investigación del fanático personaje y su preciada carga, que nadie revisó y que, según Andrés Conessa era un paquete envuelto en cintas canela cuyo contenido era imposible de saber.

El tufillo de las dudas hiede, aunque apuesten por la desmemoria colectiva. Las derivaciones de ser una precipitada ocurrencia de distracción son peligrosas. Ahora si… en medio de esta perversidad está la intención de darle flit a las compañías de seguridad en aeropuertos para expander los intereses de Genaro que con el inicio de su grupo de élite “Servicio de Protección Federal”, que en breve (si el Congreso no se pone las pilas) estará encargado de la seguridad (y el espionaje y alambreo... áreas de su expertise) de todas las instalaciones de la administración pública del país, los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial, el ife, la CNDH, el BdeM… Y

Ahora en pleito velado con Sedena para quitarle el control de instalaciones estratégicas (Pemex, CFE…) del país, la cantidad de información en manos de un hombre como García Luna no puede ser una buena noticia para nadie (con todo y su admiración a la trayectoria de Hoover).

Al contrario, my friend, pero dígame ¿quién será el valiente que frene sus intenciones...?

gomezalce@aol.com

Luis Javier Garrido escribió éste artículo

Luis Javier Garrido escribió éste artículo

El saqueo
Luis Javier Garrido
Las medidas, que de manera desquiciada el grupo de Felipe Calderón y los think tanks del extranjero que lo asesoran están urdiendo al vapor a mitad del sexenio para enfrentar las consecuencias del desastre de su gestión en lo económico y en lo social, no buscan rescatar al país, sino al régimen yunquista-calderonista para que, de no salir a flote, pueda al menos aprovechar el tiempo que le quede para seguir saqueando a México.

1. La pretensión delirante de Felipe Calderón y de los grupos a los que sirve, desconociendo que perdieron las elecciones y que son repudiados por una amplia mayoría de mexicanos, es que el PRI y los demás partidos les autoricen desde las cámaras legislativas tener las manos libres para que, a más de tres años de concluir su gestión de facto, puedan disponer de manera discrecional e ilimitada de las reservas financieras de la nación, de todos los recursos económicos del aparato estatal y paraestatal y, como si fuera poco, tengan la posibilidad de manipular conforme a sus intereses y criterios las políticas hacendaria y social del Estado, al que miran más que nunca como mero botín.

2. Desconociendo que perdieron las elecciones federales de 2009 y que no tienen el consenso de los mexicanos para nada por el resultado desastroso de su gestión, Calderón y los panistas buscan ahora mediante una serie de iniciativas mal elaboradas pasarle más abiertamente al pueblo de México el costo de dicho fracaso con nuevos impuestos, como el del 2 por ciento al consumo, e imponerle una serie de medidas incoherentes entre las cuales siguen destacando la contrarreforma laboral, el desmantelamiento total del sistema de pensiones y de la educación pública superior, la imposición de nuevos programas neoliberales, y de paso quieren tener las manos libres para disponer libremente del patrimonio de la nación en una serie de propuestas que lo menos que se puede decir es que son escandalosas.

3. El gobierno panista de facto carece de un proyecto nacional y sólo actúa en función de los intereses económicos que representa y de su propio afán de supervivencia, por lo que no sorprende que la propuesta de paquete económico para 2010 suponga ese incremento de impuestos y un ridículo cambio de funcionarios que pretende hacer entrar al gobierno a individuos más descalificados de los que ya estaban por ser notorios traficantes de influencias vinculados a los peores intereses nacionales y extranjeros, así como la supresión de secretarías de Estado que les molestan, como la de la Reforma Agraria (que les recuerda el desastre al que han llevado al campo mexicano) o la de la Función Pública (que durante muchos años no hizo otra cosa que encubrir el peculado de priístas y panistas).

4. La lógica de Calderón y de sus amigos, que han asumido que su destino político está en manos del PRI y de Carlos Salinas de Gortari, es muy simple: pretenden utilizar todos los recursos de la nación a su alcance para sobrevivir como gobierno, pero, en caso de no lograrlo (que saben que es lo más probable que acontezca), no ocultan su pretensión de llevar a sus extremos la política de saqueo de la nación que han llevado a cabo como si los años que les quedaran fueran todos años de Hidalgo.

5. El titular de Hacienda, Agustín Carstens, empleado del FMI y quien debería haber renunciado hace tiempo por su incompetencia, no explica en su paquete económico para 2010 por qué prevé que prosiga en medio de la crisis un dispendio discrecional descomunal en el rubro de Los Pinos.

6. El nombramiento que Felipe Calderón pretende se le acepte de colocar a un individuo reconocido como un hampón de cuello blanco, Juan José Suárez Coppel, al frente de Petróleos Mexicanos, es una prueba del cinismo y de la desmesura de los panistas y de su desprecio a los mexicanos. Suárez Coppel ha sido señalado desde hace años como un venal traficante de influencias, que como empleado del ex titular de Hacienda, Francisco Gil Díaz, colaboró con la estrategia trasnacional para llevar la paraestatal a la quiebra. Cabeza de una red de presuntos delincuentes infiltrados en la empresa que debería ser orgullo de México, violó de manera reiterada la Constitución para entregar contratos multimillonarios a corporaciones extranjeras a las que se halla vinculado, por lo que nadie duda que se le quiere colocar ahí para lucrar con los recursos petroleros del país y acelerar el desmantelamiento de Pemex.

7. La pretensión de Calderón de que el Senado apruebe como nuevo procurador general de la República a otro individuo en extremo descalificado ha motivado ya un escándalo internacional, pues el de-sacreditado abogado Arturo Chávez, integrante de la mafia de traficantes de influencias de Diego Fernández de Cevallos, no nada más es responsable directo de la impunidad que prevaleció en Chihuahua por el caso de las muertas de Juárez cuando fungió como procurador del gobierno de Francisco Barrio (1992-1998), sino que se le ha señalado también como corresponsable directo del auge del narcotráfico en esa entidad durante esos años, lo que hace suponer que es por ese motivo que se le busca colocar en la Procuraduría General de la República: para que pueda avanzar la política de Calderón de reordenamiento del narco en función de sus intereses.

8. La intención de Felipe Calderón de apoderarse ilegalmente de las reservas del Instituto Mexicano del Seguro Social, anunciada por su titular Daniel Karam, para tapar los boquetes que abrió con sus políticas, no hacen más que evidenciar las dimensiones del desastre económico y de la vulgaridad de las políticas del calderonismo.

9. La salida más sensata a la gravísima situación por la que atraviesa México, y que se tomaría en cualquier régimen democrático, está en manos del Poder Legislativo y es muy sencilla: sería la remoción de Felipe Calderón del cargo que ilegalmente ocupa, para el que no está preparado y en el que ha cometido tantísimos actos criminales contra el pueblo de México, y el establecimiento de un gobierno de transición, pero, al parecer, la clase política no quiere asumir sus responsabilidades.

10. La situación que vive el país es crítica, como reconocen todos los actores políticos, y si el Congreso de la Unión no tiene la capacidad ni la voluntad de poner un alto a este gobierno de improvisados y perversos estará convocando a la mayor movilización del pueblo mexicano que se recuerde en los tiempos recientes.

Ricardo Rocha escribió éste artículo

Ricardo Rocha escribió éste artículo

Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
10 de septiembre de 2009

¡No se rían, que es en serio!

Porque si creen que 2009 ha estado de la cachetada, no han visto nada todavía. Espérense a 2010 y ¡sálvese quien pueda!

México estará al revés. Al contrario de los países civilizados —como Chile y Brasil, pa’ no ir muy lejos—, donde bajaron impuestos para reactivar sus economías, aquí vamos a pagar más que nunca.

Para empezar, un IVA disfrazado de combate a la pobreza que nos exprimiría a todos —incluidos los pobres— 175 mil millones de pesos adicionales por consumo de cualquier cosa, incluidos alimentos y medicinas. También pagaremos más por depósitos en efectivo, ISR, gasolina, teléfono, celulares, tele restringida, cigarros, chelas, juegos y sorteos.

En cambio, el gobierno nos dora la píldora con dizque el cierre de tres secretarías en las que nadie sabe dónde quedarán las bolotas de traslados burocráticos de un lugar a otro. Eso sí, ofrecen reducir ¡5 % la estructura de mandos superiores! Cuando sabemos que es en esa burocracia de privilegio en la que se van los ríos de dinero.

Total, un seudosacrificio de nuestro hiperobeso gobierno de 218 mil millones, que más lo que apoquinemos entre todos y otros 60 mil millones de deuda completarán el horrendo hoyo negro de 374 mil millones para el 2010.

Para compensar, el doctor Carstens asegura que según sus cuentas esto garantizará tan sólo 3% de inflación y una cifra igual para el PIB. ¿Usted le cree al secretario de Hacienda? ¡Yo tampoco!

Menos mal que el mismo personaje reconoció que es un ajuste doloroso y difícil. Aunque no aclaró para quién. Porque:

A ningún genio del gobierno se le ocurrió, por ejemplo, una propuesta inteligente para aumentar la base gravable que ahora recae en apenas uno de cada tres mexicanos.

Tampoco se atreve nadie a cobrarles impuestos a los 194 mil 695 archiprivilegiados —0.18% de la población de este país— que juegan a tener 3 millones de millones 827 mil millones de pesos, que representan 32% del PIB y que no pagan un solo centavo de impuestos por sus gigantescas operaciones de compra venta de acciones. Mientras que a cualquier empleado, micros o pequeños empresarios o profesionistas Hacienda los tiene agarrados del cogote y amenaza con meterlos a la cárcel.

Nadie se atrevió tampoco a poner un hasta aquí a los grandes saqueadores del país. Como las gigantescas y rancias empresas que gozan de regímenes especiales de excepción y a los que les dejan de cobrar o les devuelven miles de millones en impuestos. Remember Banamex y Jugos del Valle, por citar sólo un par de ejemplos de la larga lista de cínicos evasores.

Y qué decir de que a ningún cobardón funcionario se le ocurrió siquiera por un instante pensar en declarar en moratoria los 40 mil millones de pesos anuales, que entre todos pagamos a los bancos extranjeros como producto del fraude del siglo llamado Fobaproa.

Nada, que la crisis de fuera y la descomposición de dentro la paguemos los mismos de siempre. ¿Cambio? ¿Cuál cambio? Puro más de lo mismo. Por eso la rabia crece y crece.